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domingo, 18 de noviembre de 2007

Tocando fondo


Robert Carmona Borjas // El Universal

El presidente Chávez llega a la Cumbre Iberoamericana de Santiago alegre, cantando, afirmando que no es monedita de oro, lo que, evidentemente, no es. También canta, con la arrogancia que le es propia, que sigue siendo el rey, pretensión o sueño irrealizable, menos aún después que su Majestad Juan Carlos, de España, le reprimiera públicamente ante las cámaras del mundo, de los asistentes, en fin, de todos, aunque al parecer el Presidente fue informado de la ahora histórica frase del monarca español, horas más tarde. De haberlo sabido, como lo manifestó luego, le habría repicado al Rey en los términos que se merecía. Sólo le quedó bromear con los periodistas extranjeros en su última rueda de prensa en un intento por restarle importancia al regaño real por sus impertinencias y guaperías impropias de un estadista, pero propias de un dictador.

El Presidente agresor se presenta ahora como el agredido. Una estrategia vieja y realmente de poco efecto hoy. Sólo el representante del moribundo dictador cubano y el gallardo Daniel Ortega, uno de los alumnos predilectos del supremo bolivariano, afirmó que el Presidente venezolano tenía derecho a defenderse. ¿De qué?, nadie lo sabe, pero así lo planteó la inteligencia cubana y su seguidor centroamericano.

La agresión verbal del Presidente venezolano a los españoles, en su ataque directo y frontal al ex presidente Aznar, ha traído consecuencias adversas al régimen bolivariano, aunque los expertos mediáticos situacionales traten de esconder con la fabricación de declaraciones de los dirigentes oficialistas y programas hojilleros baratos. Consecuencias que pesan y provocan el aceleramiento en la caída hacia el fondo del moribundo proyecto bolivariano.

Lo cierto es que la "revolución bolivariana", que no es más que un proyecto totalitario que intenta someter a los venezolanos y más allá -lo que ahora parece preocupar a los otros dirigentes de la región- a los latinoamericanos, hoy a los bolivianos, ecuatorianos y nicaragüenses, pisoteados por regímenes populistas y demagogos, está disminuida. Sus "postulados", de corte totalitario, con ingredientes militaristas, contrarían, chocan, con los principios democráticos más elementales reconocidos universalmente.

El régimen intenta confirmar o formalizar sus arbitrariedades a través de la imposición de una nueva Constitución, adoptada ilegítimamente por una Asamblea Nacional sometida al Ejecutivo, que se excede en sus facultades, indudablemente, para ofrecerla al pueblo venezolano en un referéndum organizado por un ente electoral en el que no se confía, por su falta de transparencia y objetividad. Los venezolanos pedimos su suspensión absoluta, para evitar mayores males. Pero el líder revolucionario no es capaz de reflexionar, rectificar. Allí su mayor debilidad.

La comunidad internacional vio claramente en las imágenes de la Cumbre de Santiago el perfil del Presidente venezolano, aspirante a la reelección indefinida según su proyecto de Constitución. El Rey de España, quien según el presidente Chávez debe pedir perdón a los venezolanos, mostró el desprecio que se siente por esa muestra de totalitarismo. La denominada revolución bolivariana, el incomprensible proyecto de socialismo del siglo XXI, como todos proyectos totalitarios, toca fondo y no lo quieren ver sus dirigentes. Una irresponsabilidad mayúscula que coloca a Venezuela en una situación impredecible.

El rechazo al proyecto expansionista e imperialista bolivariano es cada vez más claro. No sólo los medios extranjeros lo muestran, siempre oligarcas y golpistas para el chavismo. También los estadistas se expresan en ese sentido. Las reacciones ya expresadas por los presidentes de Chile y de Guatemala, entre otros, confirman la distancia que se establece con el régimen bolivariano.

Algunos todavía, sin embargo, hacen el juego al régimen. El presidente Lula declara curiosa y lamentablemente a favor de la "democracia" venezolana y justifica, lo que es grave, la actitud del Presidente venezolano hacia el ex presidente Aznar, el presidente Zapatero, el rey Juan Carlos y los españoles; esa posición se deba quizás para contrarrestar la decisión de la empresa petrolera brasileña de abandonar el disparatado proyecto del gasoducto propuesto por Venezuela.

rcb@arcadiafoundation.org

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