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domingo, 18 de noviembre de 2007

Abstención 2007


Carlos Blanco // Tiempo de Palabra
Varios dirigentes sostienen que la abstención de 2005 fue un error. A su pesar, algunos de ellos están empujando la abstención de 2007, al descalificar a quienes ayer se abstuvieron. Aseguran que no votar en 2005 fue un error porque "se entregó la Asamblea Nacional" y que, de no haber sido así, ahora se tendrían unos cuantos diputados que, junto a los de Podemos, podrían enredarle la vida al Gobierno. Mientras más intentan desacreditar a los abstencionistas de 2005, es posible que le den impulso a la abstención de 2007.

2005. La actitud de quienes descalifican la abstención de 2005 se basa en la paparrucha de que se "entregó la AN". No ignoran que ya Chávez la controlaba -modificando el Reglamento a placer- a pesar de que la oposición tenía entonces casi la mitad de los diputados debido a los sucesivos cismas en el chavismo. Además, no es cierto que los dirigentes necesitaran ese escenario para tener una voz potente en la opinión pública, como lo ejemplifican Julio Montoya y Gerardo Blyde, dos reconocidos ex parlamentarios.

Tampoco es conveniente olvidar que dentro de la patraña urdida por el CNE en diciembre de 2005, a la oposición le iban a permitir sólo tener unos 12 diputados (5 ó 6 de AD, unos 3 de PJ y las migajas para el resto).

Ante una situación de evidente ventajismo institucional, con la resaca del fraude del revocatorio de 2004, la mayoría decidió colocarse en una postura abstencionista, lo cual forzó a toda la dirección política del país a seguirla. Los ciudadanos impusieron una línea a los dirigentes. Y un sector de la dirección política de la oposición no se los disculpa; no perdonan el que, desde abajo, desde la calle, se capitaneara una conducta.

Por su parte, después de ese momento, la sensación entre los ciudadanos que se abstuvieron (83% del padrón electoral), fue de euforia. Se había conquistado una victoria en varios sentidos: se desarrolló una línea política desde abajo; se evidenció internacionalmente el masivo repudio a la farsa electoral; y se demostró que la sociedad civil no podía ser maniatada. Debe recordarse que, salvo Julio Borges, la mayor parte de los dirigentes, se avino a la abstención sin reticencias.

2006. Los abstencionistas fueron convencidos de que valía la pena apostar por Manuel Rosales. Evidencia, por cierto, de que no había un abstencionismo ciego, sino perfectamente concebido como táctica política. A pesar de las reservas, el grueso de los que no votaron en 2005 sí lo hizo en 2006. La poderosa consigna de Rosales, "ganar y cobrar", así como su coraje personal al enfrentar a Chávez, dieron cierta confianza. Sin embargo, a pesar de que Rosales denunció el mismo día de las elecciones que su contendor "había ganado, pero no por lo que dicen", lo cual evidenciaba derrota y fraude al mismo tiempo, la sociedad democrática, en una proporción importante, quedó con la sensación de que había sido trajinada nuevamente. 2005 se salió con una sensación de victoria que duró unos meses, hasta que una reflexión se abrió paso: "Nos abstuvimos y esto no resultó en nada". En 2006 la sensación de victoria duró menos, hasta las 7 p.m. del día de las elecciones, cuando apareció la misma reflexión: "Votamos y esto no resultó en nada".

2007. La abstención de 2005 y la participación de 2006 no tienen por qué crear un obligado precedente en ninguna de las dos direcciones para resolver lo que debe hacerse en 2007, porque este momento tiene sus peculiaridades. Sin embargo, atacar a los que quieren abstenerse porque en 2005 "no se consiguió nada" es un gesto tramposo que ignora que con la participación de 2006 tampoco se consiguió nada, salvo la división de Primero Justicia y un éxodo hacia Un Nuevo Tiempo desde AD, que, al decir de Henry Ramos, ha vuelto en buena parte al regazo originario. En ambos casos la falla estuvo en la ausencia de una dirección política que hoy tampoco existe.

El clamor que hoy hay hacia los estudiantes, como ayer hacia Súmate, como anteayer hacia la CTV, Fedecámaras y la Gente del Petróleo, es el clamor por una dirección política que no existe y que no es ni será resultado del acuerdo entre grupos dirigentes cuyos partidos están muy debilitados o son carcasas a la intemperie. Como será la cosa que Manuel Rosales clamó recientemente que "es la hora de la patria, no de la política ni de los partidos ni de los protagonismos personales."

Los partidos no son fuertes o no existen, no porque se les critique (¿no y que la crítica es un ingrediente esencial de la democracia?), sino porque están muy mal.

La arremetida contra el abstencionismo de 2005 en realidad es porque se demostró que la dirección no dirigía, que los presuntos dirigentes no existían y que la reconstrucción de la dirección requiere algo más fuerte que la presencia en los medios y el apoyo del empresariado opositor.

¿Abstención Ahora? Hay dos posiciones dentro de la disidencia. Es posible que esas dos posiciones se expresen el 2 de diciembre si es que hay referendo y si la ventolera no genera la unificación de las posiciones. La mayoría del país está contra la nueva Constitución. Pero ¿por qué hay un gran sector que, sabiéndolo, no quiere votar? Porque afirma que los votos pueden decirle No a Chávez, pero que el CNE le dirá Sí, de todos modos.

¿El hecho de que el fraude vuelva a estar presente implica en forma obligatoria abstenerse? No necesariamente. La condición sería que los jefes de la oposición, sabiendo que el No puede ganar si todos quienes están en contra del adefesio constitucional votan, asumieran desde ya la posición de denunciar el fraude en marcha y contrajeran el compromiso de considerar ilegítimo el resultado de este golpe de Estado que Chávez conduce.

La crisis está en marcha y las preguntas se amontonan. Si el referendo se realiza, ¿se considera o no un golpe de Estado la nueva Constitución? ¿Cuál será la posición si Tibisay sale afirmando que el Sí ganó por unos cuantos millones? ¿Los dirigentes opositores tornarán a decir "nos volvieron a ganar y hay que aceptarlo"? ¿Se consentirá la constitucionalidad de la Constitución porque Chávez "ganó"? ¿Se culpará a los abstencionistas "porque si no se hubieran abstenido habríamos ganado"?

Por el otro lado, ¿es realista decir que debe haber abstención, tomar la calle y no regresar? ¿Cuál es el sentido de insinuar una confrontación "final" entre ciudadanos desarmados y un gobierno armado?

Son cuestiones que una dirección política debería responder, porque el drama no es que no haya Plan B, sino que tampoco haya Plan A. Sin embargo, la situación puede ser rebasada porque la crisis se está almorzando el referendo.

¡Ay, Luisa Estella! ¡Con la máscara chavista eres coautora de este desastre y con la de juez a lo mejor tienes que aplazarlo! ¡Qué papelón tan amargo!

carlos.blanco@comcast.net

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