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viernes, 30 de noviembre de 2007

Así llenan los rojitos la Bolívar


Patricia Torres Uribe - TalCual
A los empleados públicos los obligan a marchar. A continuación le contamos cómo
Acto I
Ring, ring, ring.
–Buenas, por favor con el gerente de Comunicaciones.
–Sí, hablando.
–Lo estamos llamando del Ministerio, para una reunión urgente en el auditorio de la sede del despacho, con todos los responsables de Comunicaciones de los entes adscritos.
–¿Cuándo?
–Esta tarde.
Con una llamada así se inicia la movilización de los empleados públicos para asistir a las marchas y concentraciones del oficialismo.
Acto II
Al lugar y hora señalados comienzan a llegar los directores de Comunicaciones. Aunque no hay agenda anunciada todos saben para qué han sido llamados; se saludan y en orden, anotan en las hojas de control de asistencia su nombre, cargo, números telefónicos y correos de contacto.
Dependiendo de quién esté a cargo de la coordinación general de la actividad, el sitio de reunión puede cambiar. Para el cierre de la campaña presidencial en 2006, la cita se celebró en el despacho de la Vicepresidencia. En cambio, los actos de conmemoración y el desfile cívico-militar del pasado 4 de febrero fueron organizados en el teatro del Círculo Militar.
La voz cantante del encuentro la llevan altos funcionarios. El vicepresidente Jorge Rodríguez, los ministros Pedro Carreño y Pedro Morejón, el gobernador de Miranda Diosdado Cabello, el diputado Darío Vivas y el general de División (Ej.) Félix Antonio Velásquez, por ejemplo, estaban invitados para convocar a los actos del 4F. Al final, sin embargo, sólo pudieron llegar a la hora Vivas, Morejón y Velásquez.
Con las variantes que impone cada manifestación, se anuncian los detalles logísticos: hora, lugar de encuentro, código de vestido, consignas, cuotas de participación, por ente, para hidratación, meriendas y animación.
Acto III
De vuelta en la oficina, cada encargado de Comunicaciones tiene el deber de informar a su superior las instrucciones y coordinar que la información baje hasta el último obrero o secretaria. La orden es hacerlo todo de viva voz, para que no queden registros físicos (circulares, correos electrónicos).
Aunque para el cierre de campa ña presidencial la Vicepresidencia distribuyó franelas rojas con la imagen del presidente-candidato, por lo general cada organismo se encarga de dotar a su personal. Los más buchones como el Seniat, pueden mandar a hacer combos con gorra, chapas, camisa y pancartas. Los más recortados en presupuesto, en cambio, cuando no piden colaboración al Ministerio de Comunicación e Información (Minci), se decantan por cualquier prenda roja.
Si se trata de actos abiertamente de campaña se prohíbe el uso de prendas con el logo de la institución.
En cambio, en jornadas de dudoso carácter nacional como el desfile del 4F, está permitido acompañar las consignas con los emblemas oficiales.
Desde el año pasado, además, el Minci se encarga de diseñar campañas para cada ocasión (logos, consignas, modelos de chapas, banderines, camisas y pancartas) que se distribuyen en CD a cada organismo, como guía para toda la administración pública.
La convocatoria de salida, cuando el evento es una marcha, se realiza a las puertas del Ministerio rector. Los entes adscritos a Finanzas, por ejemplo, suelen caminar desde la avenida Urdaneta a la altura de la esquina de Carmelitas. En cambio, si la cosa es en la Bolívar, a cada cartera se le asigna un sector.
Acto IV
Obligar a marchar no es políticamente correcto en las filas burocráticas. Por eso se apela a la persuasión que varía según el ente, o mejor dicho, de la cabeza que dirige al ente.
A algunos les basta una charla informativa sobre la importancia de acompañar al Presidente, de demostrarle su apoyo y agradecimiento, y hacer público su compromiso con la revolución. Otros van más allá y no se eximen de pasar listas de asistencia, a modo de estadística no más.
DE TRAJE
Las manifestaciones del oficialismo se parecen mucho a las fiestas de traje: yo traigo refrescos, tú traes la torta, nosotros traemos los pasapalos... Además de gente, los organismos del Estado deben garantizar agua y refrigerios para sus empleados y el pueblo. Así, una institución con una plantilla de 2 mil personas, debe calcular igual número de meriendas, más una ñapa. De nuevo, la generosidad del ente dependerá de su presupuesto. Camiones con música, globos, muñecos gigantes son siempre bienvenidos. Para justificar estos gastos, que se cancelan con el dinero de todos los venezolanos, las facturas se pasan como eventos culturales o deportivos.

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