Vivir en Cuba

Juan Antonio Muller. La Voz de Guarenas
El establecimiento del modelo económico socialista para Venezuela, aprobado por la Asamblea Nacional, brinda oportunidad para analizar detalladamente lo que significa vivir bajo el socialismo, para el ciudadano común en Cuba.
Después de casi cincuenta años, Cuba se ubica entre los países más pobres de la región. La industria azucarera, produce escasamente un millón de toneladas y debe importar azúcar para cumplir con sus compromisos internacionales. La economía cubana siempre fue dependiente de subsidios para subsistir, primero por los soviéticos, ahora por nuestro petróleo.
El racionamiento, establecido bajo la promesa que sería por poco tiempo, se mantiene imperturbable. El Estado controla totalmente la producción y distribución de bienes y servicios, así como la generación de empleo y el nivel de sueldos. Los trabajadores deben esperar para que el Estado les asigne un sitio de trabajo, mientras que huelgas y conflictos están constitucionalmente prohibidos.
El régimen mantiene férreo control sobre el pueblo. Para movilizarse dentro de Cuba se requiere la autorización del Comité de Defensa de la Revolución, de la cuadra. El transporte es pésimo como lo testimonian las enormes colas y los frecuentes apagones caracterizan el servicio eléctrico. Las viviendas están en condiciones deplorables. La telefonía móvil e Internet son sólo para funcionarios y turistas.
Con el envío de personal médico a Venezuela y Bolivia, los centros de salud están desatendidos, mientras los hospitales carecen de equipos y material quirúrgico. La educación está manipulada políticamente a través del expediente escolar acumulativo, que recopila información confidencial de niños y representantes.
En este entorno de pobreza material carente de valores espirituales, la población vive en el disimulo y la desesperanza. Los jóvenes emigran clandestinamente por decenas de miles buscando nuevos horizontes. Así se vive en Cuba socialista.
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