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miércoles, 17 de octubre de 2007

Todo para nada


Antonio Cova Maduro. El Universal
"Hagan lo que hagan y digan lo que digan, son coautores del desastre que veloz se avecina"

La noche del pasado viernes 12, aun los venezolanos que se sometían a los horrores de un fin de semana largo estaban frenéticos. Los medios independientes les hacían conocer el último estropicio de la secta bolivariana, las insólitas proposiciones en torno al fulano estado de excepción. Por suerte para todos, hay suficientes juristas en Venezuela para hacer conocer las implicaciones de esas proposiciones.

Es una verdadera lástima que los miembros de la secta no capten que en el mundo actual eso es simplemente inaceptable. No importa que esté en la Constitución que les dé la gana. ¡Eso es inaceptable y punto! En los tiempos que vivimos, en efecto, el mundo civilizado no está dispuesto a tragarse semejantes propuestas y lo hará saber a cada rato.

Lo más importante, empero, es que los venezolanos tampoco. Aceptar que un Estado-secta pueda hacer lo que le dé la gana, cuando le dé la gana y como le dé la gana está fuera de la concepción que de la relación Estado-ciudadano los venezolanos tenemos. Y no importa que en un desconocimiento criminal de lo que está involucrado votaren "Sí" a semejantes propuestas.

Por lo que parece los eunucos de la secta -¿se recuerdan de los eunucos de la película El último emperador, que de tanto arrastrarse casi ni podían ver completo al niño emperador?- se están esmerando en ser "más papistas que el Papa" y quieren sobrepasar incluso al autócrata. ¿Se darán cuenta del flaco servicio que le hacen? ¿O más bien es eso precisamente lo que pretenden con sus insólitas propuestas?

Como lo he expresado en anteriores oportunidades estamos aquí ante un evidente caso de lo que el profesor Ford llamara "risk compensation" (compensación del riesgo): la sensación de que se tiene la vía abierta para apretar el acelerador, que no hay nada que impida desmandarse.

Y hay más: un desconocimiento total de lo que he llamado las dinámicas paralelas. Según esto, los actores tienden a creer que las cosas van a desarrollarse sólo como ellos creen y esperan que lo hagan. No se les ocurre que en otro lado, muy conectado con el de uno, otras cosas inimaginables están pasando o de seguro van a pasar. ¿Quién hubiese dicho que era a Raúl Castro a quien tocaría intentar sacar a Cuba del pantano en el que el socialismo de su hermano la ha enterrado?

La secta parece tan entusiasmada con su festín y las enormes posibilidades que le brinda que, como al bíblico Baltasar ni se le ocurre que puedan de pronto aparecer unos graffitis espeluznantes en el Templo. ¿Se acuerdan de las tres fatídicas palabras que esa misma noche dieron al traste con su imperio?

Según las opiniones de los expertos, ya esta economía rentista no da pa' más. Y parece que hay reales razones para la alarma puesto que hasta voces tan complacientes como las de Maza Zavala advierten a tiempo y a destiempo. Ya las decisiones y contradecisiones del autócrata comienzan a tener efectos letales; ya no hay real para la regaladera continua. En efecto, la estrategia Cubagua (saca y saca y saca) se agota con alocada prisa.

Los eunucos de la secta se parapetaban tras el chorro continuo de petrodólares. Esa fue su desgracia. Creyeron que todo era posible y aconsejable y que por las torpezas cometidas no tendrían que rendir cuentas al final. Ese final no existía y hoy con sorpresa descubren que el final rápido se acerca.

Y lo más grave, el autócrata continúa actuando como si nada estuviese pasando. Es más, como si estuviera en el mejor de los tiempos idílicos. En eso es tan parecido a Hitler: como todo te ha sonreído hasta ahora, tiene, por fuerza, que seguirlo haciendo para siempre.

Y quienes con sorna lo explotan aprietan el acelerador a sus exigencias. Intuyen que pronto este maná inesperado se agotará y quedará con deudas a granel y porque esperan en cualquier momento un frenazo que pudiera oírse hasta en la Conchinchina, lo apremian para que suelte lo que pueda ya.

El autócrata cada vez más se acerca peligrosamente al abismo y son los eunucos los primeros que tiemblan de imaginarlo cayendo ¿Qué tal si los arrastra a ellos? Saben, aunque pretendan ignorarlo o con furia lo nieguen, que todo lo que han logrado pende de un hilo. Y ya éste ha comenzado a deshilacharse.

Todo lo han conseguido ¿para nada? Todo lo han expuesto ¿para nada? Y lo peor, todos se verán involucrados. Hagan lo que hagan y digan lo que digan, son coautores del desastre que veloz se avecina. Sus deudas se han ido acumulando y los acreedores no han dejado de crecer. Pronto comenzarán a cobrar.

antave38@yahoo.com

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