Pactos de poco honor

Chávez recomienda en Nicaragua la “reelección de Daniel Ortega” y además declara que no quiere meterse en cosas internas. No quiere pero está regalando dólares, tractores iraníes, útiles y lo que le pidan “rompiendo el paradigma capitalista”, insultando al imperio en un dúo grotesco con uno de los políticos más desprestigiados de este pobre continente y que llega casi por inanición al poder. Mientras, Chávez tiene ya seis oficinas del Alba en Perú y todavía la “candidez” peruana dice que no hay injerencia chavista en su región. El pacto con “el diablo” hace que sus “bachacos” trabajen en cualquier lugar.

Un pacto de sangre con mucho, mucho dinero y que lo hace a uno preguntarse si Fidel lo que se ha tomado es un tiempito para gobernar a Venezuela, con el dinero que nunca pudo tener para gobernar a Cuba. Porque todo es un “calcado” cubano.

Y aquí las declaraciones de Gustavo Cisneros son otra demostración de las variedades del poder. La foto del día que con Carter iba a reunirse con Chávez, mientras Venezuela ardía en la esperanza de un revocatorio, muestra a un Cisneros en guayabera gordo y descuidado al lado de un Carter presuroso con sus guardaespaldas. Qué vaina, ¿no? Cuando a los hombres no los protegen, su valor o su lealtad tienen que protegérselos otros.

Yo tenía entonces mi programa Reencuentro y desde allí informé sobre la intención de esa reunión cuando nadie lo había hecho.

Hoy no vale ninguna justificación. Pero no se da porque no lo deje dormir el que los venezolanos tengan una versión crítica sobre esa reunión. Lo hace porque está viendo que Venezuela ha tenido la oportunidad de constatar la diferencia entre un empresario defendiendo sus derechos y libertades sobre el suelo de su país y otro con varias nacionalidades defendiendo sus intereses. Y, porque con mucha fuerza, aunque todavía nos falta más, deja de creer en cuentos de camino.

Ni siquiera en la avalancha de artistas de Venevisión suplicando creerles que defendían la libertad y su trabajo.

Pero el empresario multinacional sabe que también está sentenciado de muerte, que ha sido utilizado, que esta movida diabólica lo condenó. A él y a Carter a quien despedimos con “Manicero se va”.

Nosotros los venezolanos no somos tontos. Nosotros no queremos mañana estar besando otra bandera que no sea la de nosotros con siete estrellas: siete. Porque no tenemos otra patria que no sea ésta y nuestra cédula es venezolana y no la cambiamos por otra.

Aquí es la lucha. Cisneros tiene que bajar la cabeza y actuar como actuó contra Radio Caracas porque está en deuda. Y sabe que se la van a cobrar.

“No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”. El plazo se está cumpliendo. Ser venezolano no se regala ni se vende. No hay dinero para comprarlo.

Cuando llegue el momento, nosotros, los que no tenemos pactos con el diablo, no nos tendremos que esconder ni huir del país. Nos abrazaremos en las calles libres.

Y los que pactaron, echarán a correr.

¿Quiere apostar Sr. Cisneros?


ISA DOBLES
El Mundo