De las misiones al viaducto

Francisco Olivares //
No existe una clara idea que permita identificar cual es la obra de Chávez
Cada caudillo que ha pasado por la Presidencia de la República se ha sentido llamado a permanecer en el poder indefinidamente a fin de poder desarrollar su obra a "favor del pueblo" que generalmente requiere de por lo menos tres o cuatro décadas. Generalmente estos proyectos están alimentados por una revolución o un gran cambio y ésta la encarna un solo hombre que de "desaparecer" se desvanecería su proyecto. Por eso Fidel Castro lo dijo muy claramente "Sin Chávez no es posible la revolución bolivariana".
Estos largos períodos suelen venir acompañados de importantes obras que identifican la gestión del caudillo y de cierta manera son la carta aval con la cual demuestran ante el mundo que han sido eficaces.
Cipriano Castro unificó al país; Juan Vicente Gómez unió a las provincias con vías de comunicación, Marcos Pérez Jiménez fue el gran constructor de la infraestructura moderna y las democracias de los 40 años masificaron la educación haciendo posible el ascenso social a través de ésta.
Luego de ocho años en el poder y en camino a ser el segundo presidente con más años ocupando la silla presidencial después de Gómez, no existe una clara idea que permita identificar la obra de Chávez.
Las misiones han sido un elemento emblemático, sin embargo, más allá de la propaganda oficial que redime la condición de los más pobres, la realidad de las cifras nos muestra todo lo contrario. Los sectores populares son precisamente los más afectados por las políticas del gobierno y veamos esto sólo en dos temas: la inflación y la inseguridad. El rubro de alimentos ha tenido un aumento en el último año de 37% y es justamente los sectores D y E quienes tienen que dedicar 80% de sus ingresos en la compra de comida. En cuanto a la inseguridad, quienes más están poniendo los muertos son precisamente los pobladores de los barrios populares. Ya no sólo son víctimas del hampa común y las bandas de menores, sino que además están afectados por las bandas políticas armadas que operan en los barrios caraqueños.
La propaganda permite que todavía algunos intelectuales "de izquierda" como José Saramago, por no hablar de los tarifados, elogien la sensibilidad hacia los pobres que ostenta el Presidente. Millones de dólares se han destinado a levantar la imagen internacional de Hugo Chávez, pero en lo interno, la opulencia que cada vez con mayor descaro exhibe el poder, comienza a convertirse en un sello de marca para la nueva "oligarquía de la revolución" o boliburguesía como suele llamarse. Quizás ese distintivo junto al viaducto Caracas-La Guaira sean los elementos que más se recordarán en la historia contemporánea del socialismo del siglo XXI.
folivares@eluniversal.com