La hipocresia de Fidel
El Mundo. España
Fidel Castro acusó ayer a Aznar en un artículo publicado por Juventud Rebelde de haber instigado al presidente Clinton a bombardear la televisión pública de Belgrado en 1999.
Castro descalifica a Aznar, al que tacha de aliarse con EEUU en «genocidios y masacres».
Pero lo peor de su artículo es que amenaza con hacer públicos «materiales confidenciales» contra el ex presidente de Gobierno.
La siniestra advertencia pone en evidencia la calaña moral de Castro, que es quien debería responder de esos «genocidios y masacres» de los que habla tan a la ligera.
Castro ha convertido a Cuba en un gigantesco campo de concentración. Quien le contradice acaba en la cárcel o en el exilio, por lo que su afán de dar lecciones de ética resulta patético.
La diferencia fundamental entre Castro y Aznar es que el primero es un dictador y el segundo fue un gobernante elegido democráticamente y, por tanto, sometido a la crítica.
Castro ha llenado las cárceles cubanas de personas que han cometido el único delito de expresar su desacuerdo con el régimen.
Lo único que se merece Castro es la repulsa internacional, por lo que yerra el Gobierno de Zapatero en buscar un diálogo con un tirano que tanto daño y sufrimiento ha causado a su pueblo.
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