Las preguntas estúpidas no se responden
Romer A. Romero Martínez // Finalmente, creo que el pasado fin de semana pude entender la razón por la cual el revocado y perdidoso no responde al pueblo venezolano, el cual en su desesperación exige respuestas ante la carencia de viviendas, trabajo, salud, educación y seguridad. Ello, a pesar de los mil millonarios ingresos petroleros que ha recibido la república en los últimos 9 años; ingresos que sobrepasan la cifra de los quinientos mil millones de dólares, de los cuales se han despilfarrado, en gastos inoficiosos en el extranjero, una cifra cercana a los doscientos cincuenta mil millones de dólares, hasta donde alcanza conocerse a través de informes y reportes oficiales y no-oficiales. Es decir, más del 50% del patrimonio reciente de los venezolanos ha sido entregado, inautorizadamente, a países que no compensan y que no dan cuenta del destino de tales fondos, o en una carrera armamentista obsoleta e inútil. Amén de que el propio desgobierno venezolano tampoco está interesado en rendir cuentas al pueblo venezolano. A pesar de las ingentes necesidades inmediatas que tienen los sectores más humildes de la sociedad venezolana, que ahora son más pobres y desamparados que hace 9 años atrás, además de sentirse más frustrados al constatar que sus carreteras, viviendas, puentes, agua potable y alimentación, entre otras de sus carencias, se exportan y nada les queda a ellos.
Finalmente, acabo de comprender que los regalos que se dan a otros países, con los dineros de todos los venezolanos y en franco detrimento del desarrollo nacional, es algo tan obvio que se necesita ser un estúpido para no entenderlo. Eso es: los venezolanos somos estúpidos y no merecemos que se nos dé algún tipo de respuesta acerca de nuestro futuro. Simplemente se pretende desviar los problemas obvios, hacia circunstancias ajenas a las necesidades reales; algo así como vender bicicletas a los delfines. Ante esta eventualidad, encontramos cómo actualmente se ha montado un circo, al que han dado en llamar reforma constitucional o "manténgalos ocupados en asuntos veniales", mientras el país se ahoga en la peor catástrofe socio-política-económica nunca vista durante los cuarenta años de democracia que precedieron a la presente entropía social. Nos llama la atención ver que los colaboracionistas del desgobierno ya empiezan a llamar a asistir a la función del circo montado, tratando de convencer de que esta vez sí habrá un árbitro electoral confiable y de que los votos se podrán cuidar en los centros electorales. Cuando se les pregunta acerca de las diferencias entre este diciembre de 2007, el diciembre de 2006 y el agosto de 2005, simplemente ignoran la respuesta. Entiendo ahora que la razón de la no respuesta es obvia: la pregunta es estúpida y, tal y como lo manifestó el dueño del circo, no se responden preguntas estúpidas.
Finalmente, casi entiendo porqué el desgobierno ha intentado generar una matriz de opinión, interna y externamente, presentando a los venezolanos como unos seres fáciles de controlar mediante limosnas y dádivas. No se aceptan preguntas al respecto, por las mismas razones que antes he explanado. Sin embargo, estoy persuadido de que el pueblo venezolano se hartó de circos, y no pregunten el porqué, pues la respuesta es la ya sabida. También estoy convencido de que la nación toda pronto exigirá la implementación del artículo 350 constitucional; y no pregunten el porqué.
Abogado
romerromero@intercable.net.ve
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