No llega al 2012
NICOLAS PEREZ DIEZ-ARGüELLES- Nuevo Herald
Sé que es una falta de respeto al lector seguir escribiendo sobre Hugo Chávez y Venezuela. Pero es que es tanta mi alegría y mi rabia, que mis dedos, sin conexión alguna con mi cerebro, corren alegremente sobre el teclado de mi computadora.
Cualquier buen boxeador pierde una pelea, eso forma parte del deporte de los puños. Pero si esa pelea la pierde alguien que jamás ha besado la lona, y el golpe recibido es demasiado brutal, no es buena noticia.
Máxime si después de que le han aplicado el conteo de diez al tipo, no tiene noción de que se terminó el combate, se levanta tambaleante y quiere regresar al ring side, e insulta al contrario, y al referee, y a los jueces, y al público. Esto acaba de suceder en Venezuela con Hugo y su reforma constitucional y una sola persona, Luis Miquelena, se ha atrevido a profetizar en La Vanguardia de Barcelona, quizás porque lo conoce como la palma de su mano, que el coronel golpista está destruido políticamente.
¿Qué opino? No veo cómo el presidente de Venezuela se las va a agenciar para terminar su mandato en el año 2012, y no es que le vayan a dar un golpe de Estado ni atentar contra su vida. En lo absoluto. Es que de aquí en adelante Chávez tiene que establecer una lucha a muerte contra su narcisismo y lenguaje chabacano, ideas fijas, propensión a la fuerza, exaltaciones y la falta de crítica dentro del proyecto que inspira su liderazgo. Y en esta bronca, ¿alguien duda que el desequilibrado mental hará trizas al político?
Aunque hay que estar alertas. Hugo está loco, pero no es bruto. Sus emociones le tienen bloqueada la inteligencia, pero no lo suficiente como para no tener un desarrollo mental coherente y afilado por el lomo para la maldad. Y a esta altura sabe que fue un contrasentido implantar una dictadura por el voto popular y con esta piedra no vuelve a tropezar. Por otra parte, al día siguiente de la elección tuvo una alucinación sabia, dijo algo así como que el pueblo venezolano no estaba maduro para entender o admitir una dictadura totalitaria. Y la pregunta inmediata que se desprende de esta certeza es, para aceptar el mamotreto que él proponía: ¿cómo hubiese madurado un pueblo con la profundidad precisa y la velocidad debida?
Releer la historia es importante. El 15 de abril de 1961 Cuba rechazaba cualquier tipo de dictadura, el castrismo metía cabeza, pero no terminaba de entrar. Entonces, par de días más tarde, se produce la invasión de Bahía de Cochinos y hay furiosos combates, decenas de seres humanos son fusilados a mansalva y no menos de 100,000 opositores, récord Guinness de la infamia, son enviados a la cárcel en menos de 48 horas, se crean los grupos APL (a palo limpio). Y, abracadabra, se produce el milagro, el pueblo de Cuba madura. En el acto un león tusado se transforma en oveja, el cubano acepta socialismo, autoridad constituida, abusos de poder y falta de libertad. Una heroica minoría en actitud suicida sigue en pie de lucha, pero consummatum est, todo se había consumado. Y es que el hombre cambia la libertad por miedo y la dignidad por evitar el derramamiento de sangre, sobre todo si la sangre a derramar es la de uno mismo. Eso es tan viejo como cuando Caín hizo que Abel madurara con una quijada de burro.
Y ahí está Hugo Chávez, conociendo todo esto y con una idea fija sentada en su silla turca. Observando socarrón por qué puerta introduce de nuevo su caballo de Troya. Tiene una: fusilar y encarcelar. Pero no será fácil. La oposición no ha cometido dos errores que cometimos nosotros en Cuba. Ni ha dejado que la lucha se establezca desde un territorio de violencia, que es el caldo de cultivo ideal para los Castro y los Chávez, y se ha mantenido a una distancia prudente de Washington, que es la Caja de Pandora, que jamás se debe abrir en los procesos políticos de América Latina.
También sus enemigos han adivinado al huésped temporal del Palacio de Miraflores. Saben que es un toro miura con una enorme capacidad de destrucción, pero vulnerable. Su principal enemigo no es el yanqui ni el pitiyanqui, sino su lengua. Y ahí está en el medio del ruedo con la cerviz baja, las pezuñas arañando la arena, una gota de sangre en la punta del hocico, mientras sus enemigos los estudiantes, su ex esposa Marisabel Rodríguez, Raúl Isaías Baduel y el cerebro del antichavismo, el ex guerrillero y director del periódico Tal Cual Teodoro Petkoff, le colocan continuas banderillas en el lomo, con la esperanza de que alguien le entregue un micrófono, Chávez hable e inmediatamente pierda 50,000 votos. Estrategia genial.
Aunque una sola mala noticia: le queda demasiado petróleo.
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