La gente se cansó de que las culpas se las echen al imperio
El Nacional
Andrés Rojas Jiménez entrevista a Laureano Marquez Politólogo y humorista
"Los estudiantes tienen una claridad política, unos métodos que les han funcionado y una dignidad ética que está faltando en el liderazgo nacional", asegura. Cree que muchos chavistas han dejado de confiar en el Presidente, porque la idea del cheque en blanco se está terminando. Quien lee los artículos de Laureano Márquez o lo escucha por televisión o en sus presentaciones, no deja de comentar que junto a sus palabras de ironía, sarcasmo o humor, está su formación como politólogo.
Quizás la parte humorística provenga más de los insumos que diariamente provee la verborrea vernácula y cada hecho del acontecer nacional. Por citar un ejemplo, habla de las veces que el presidente Hugo Chávez culpa a Estados Unidos de cuanto mal existe en el país.
"Culpar al imperio siempre es bueno, pero cuando se llega al extremo de decir que él es el responsable de que no haya leche ni huevos, la población se pregunta: ¿No me están jodiendo? Sencillamente, ocurre que la gente se cansó de ese discurso", asegura.
–¿Qué lectura hace de los resultados del referéndum?¿Se debe a que el chavismo derrotó a Chávez, los estudiantes lograron la movilización o había temor a la reforma?
–Diría que todas las anteriores. Creo que la gente le tuvo miedo a la reforma, el sector estudiantil consolidó una nueva dirigencia distinta a la tradicional y también muchos chavistas han dejado de confiar en el Presidente, entre otras cosas porque la idea del cheque en blanco se está terminando.
Aquella frase "Con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo" que escuchábamos al principio del Gobierno, cuando todo era esperanza y promisión, ha comenzado a desaparecer porque la gente se enfrenta a sus problemas concretos y no los ve resueltos.
–¿Podría decirse también que la gente votó contra Chávez después de que el Presidente, al final de la campaña, dijo que quien votara por el Sí lo estaría haciendo a favor de él?
–Él lo planteó así como recurso extremo para atrapar a sus partidarios y aun así lo perdió, de modo que el Presidente tiene que hacer una lectura de estos resultados, en términos del proyecto político. La gente se está cansando de él porque sus propios seguidores necesitan un poco de paz. No todos tienen el mismo litio que él toma para acelerarse y frenarse. Las personas tienen vidas más normales, van al mercado, quieren conseguir leche, no están en un plan de tener vidas heroicas sino de vivir una vida.
–Pero hay un porcentaje mayoritario de la población a la que no le convence la oposición, y la votación del No sólo mostró un pequeño crecimiento. ¿Quizás por eso el Presidente habló de victoria de mierda?
–Fue importante lograr una victoria de mierda en una sociedad que está marcada por el miedo porque teme perder su trabajo o sus negocios con el Estado. El miedo ha funcionado y la gente tiene temores de participar y expresar su opinión públicamente y que por eso le pasen facturas. Ahora se habla de los funcionarios públicos que no votaron y que les están haciendo la vida imposible.
–¿Ese miedo no debería funcionar más bien para que en el futuro esos funcionarios prefi eran votar a favor del Gobierno, en línea con Chávez?
–El miedo seguirá funcionando, pero en la vida se tienen distintos miedos y llega un momento en que uno superior anula a uno inferior, es decir, ante el temor de perder el modo de vida o la existencia como país, a la gente le deja de importar que la metan en una lista.
Las personas van venciendo los miedos en la medida en que se van sintiendo mucho más acorraladas por las circunstancias políticas del país.
–El Presidente dijo que él insistirá con la reforma y comenzó la campaña, como hemos visto en vallas que están por toda Caracas, con el "por ahora".
–No tiene sentido. Es absurdo que un hombre que acaba de someter su propuesta a consideración del pueblo y éste la rechazó, saque la conclusión de que la reforma va. Eso es como saber que en un lugar están atracando gente y yo, aun cuando amo la vida, voy a ese sitio para que me maten. Me parece que se trata de una bravuconada, es como decir: "Ahora los jodo, les amargo la vida, no los reconozco, no existen y me importa un coño lo que piensen".
–¿Nos encontramos en la situación en que la única verdad es la del Presidente?
–Él siente que es la encarnación del proceso histórico, como pensó Hitler, a quien no le importaba el pueblo alemán porque pensó que él encarnaba algo superior, que a su criterio la población ignoraba y a lo que debía someterse. En este caso, el Presidente asume que si votan por él es chévere, pero si lo hacen en contra será peor para ellos. En definitiva, lo que importa es lo que piensa el jefe del Estado y eso es grave, pues cuando se opina así, la verdad trasciende las elecciones y puede plantearse que, como tiene la verdad absoluta y está iluminado por Dios, no tiene porqué someter sus ideas a un referéndum debido a que el pueblo puede equivocarse.
–En unas elecciones, el ex presidente Rafael Caldera citó la frase "El pueblo nunca se equivoca". ¿Chávez pudiera decir lo mismo?
–Chávez reeditaría perfectamente esa frase, pero con una diferencia, porque Caldera la utilizó para referirse a la opinión de la población en unas elecciones que no ganó. Si el Presidente la utiliza es para referirse a sí mismo, porque él adoptó la línea de decir: "Yo soy el pueblo". Chávez tiene un ego muy grande y hace poco, tomando unas frases del filósofo Francisco Rivero, llegó a decir que él era como un pintor que estaba creando el gran cuadro de la nación y se preguntó ¿cómo iba a ceder ese pincel a otro pintor? Prácticamente, dijo que él es el pintor de esta sociedad.
–En la campaña electoral dijo que su sucesor estaba en los universitarios bolivarianos, pero no ahora sino cuando alguno de ellos tenga aproximadamente 40 años de edad.
–Igual que Fidel Castro, quien ahora, como está al borde del sepulcro, anuncia a las nuevas generaciones de cubanos que se aparta del poder. ¿Será que quiere seguir gobernando desde la tumba? Eso no sólo puede ser visto sino como un cinismo extraordinario y una burla al pueblo cubano.
–Con los resultados del referéndum, ¿quedó derrotado el discurso a favor de la abstención que llegaron a tener dirigentes de Acción Democrática o Hermann Escarrá?
–Espero que sí. Si se pudo ganar una elección en una circunstancia tan reñida como ésta y en la cual se apostaba a que "robarían" los resultados, creo que se pueden ganar otros comicios. Pienso que la lucha hay que darla y en el propio chavismo están un poco conscientes de la locura a la que todo esto nos está llevando. Creo que debemos seguir apostando al voto. ¿El llamado a la abstención, si no va acompañado de otras acciones, a qué puede conducir? Hasta ahora, lo único que se ha logrado con la abstención es ceder espacios.
–¿Le sorprende el papel que ha desempeñado el movimiento universitario este año?
–No me esperaba un movimiento juvenil tan maduro, inteligente y un discurso político tan coherente.
–¿No cree que el discurso de los estudiantes fue redactado por "el imperio estadounidense" ?
–No creo que el imperio tenga un discurso tan hermoso.
Los estudiantes tienen una claridad política, unos métodos que les han funcionado y una dignidad ética que está faltando en el liderazgo nacional. Debemos ver en conductores y líderes una vida que sea coherente con la prédica. Por primera vez la oposición tiene un discurso que no es el de estigmatizar o rechazar al otro.
Creo que estos jóvenes llegaron para quedarse en el panorama político venezolano.
–¿Qué pasaría si el Presidente le hace caso al rey de España y se calla?
–Me angustiaría mucho porque el Presidente pudiera comenzar a gobernar y lo hará.
Mientras habla, no gobierna y eso me da tranquilidad. Chávez es como tener un niño pequeño que, si no lo escuchas, te hace pensar que alguna vaina está inventando y eso pasaría si llega a callarse.
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