Cuando el silencio se oye

Cuando el silencio se oye ....Equivocados
Editorial El Nacional
Las respuestas de los gobiernos de Argentina y Venezuela al proceso llevado a cabo en Estados Unidos por el affaire de los 800.000 dólares partieron de un serio y grave error, y los pasos subsiguientes de ambos no han hecho sino agravar más la situación, creando en el mundo y en los pueblos de América Latina la sensación de que "es sólo el Gobierno norteamericano" el que investiga y vela por el cumplimiento de las leyes, en tanto en los países del sur la impunidad tiene licencia. Como quiera que el asunto va a prolongarse en el tiempo, dadas las características de estos procesos en las cortes de Estados Unidos, es conveniente analizar sus implicaciones.
El primer error lo cometieron los gobiernos de Argentina y Venezuela, pues algo ocurrido el 4 de agosto se dejó dormir contando probablemente que en el norte "engavetarían" el caso para no perturbar las relaciones con el gobierno de la señora Kirchner. Este fue un garrafal error de percepción, pues la justicia en aquel país no se administra bajo criterios semejantes.
La independencia de los poderes no es un eslogan. Venezuela no puede presentar ni una sola gestión destinada a indagar la sucedido, a pesar de que fue el lugar de origen del delito. ¿Cómo justificar ese silencio y esa falta de iniciativa? Para aliñar el caldo, ahora también hay otro prófugo, ¿por qué no aparece? Mucho menos justificable, más equívoca, incluso, fue la reacción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al considerar que la investigación "era un ataque del Imperio". A Estados Unidos no le interesan estas camorras, sino las buenas relaciones con los gobiernos democráticos de la región. El gobierno de la señora Kirchner es democrático, sin duda, respetuoso de las instituciones y de la constitucionalidad de su país, que privilegia la pluralidad y la competencia, la libertad de empresa y el progreso de la nación. No tiene Washington motivos para armar una querella con un Gobierno que apenas se inicia, bajo signos propicios en la economía y en la política, después de cuatro años de buenas relaciones.
Para agravar los errores, el ex presidente Kirchner pidió que "les devolvieran al prófugo". ¿No tuvo tiempo de pedirlo desde el 4 de agosto a la entrega del poder? Como han expresado los expertos, se trata de tres investigaciones eminentemente policiales: la más importante debió llevarse a cabo en Venezuela y no sucedió así. Tratándose de cuestiones que sólo se van a dirimir en las cortes, sería muy prudente que los gobiernos de Argentina y Venezuela no traten de confundir la gimnasia con la magnesia porque están creando la sospecha que de que ambos preferirían el silencio.
Si hay quienes piensan que el señor George W. Bush va a tomar el teléfono y le va a ordenar a los jueces y fiscales de Florida que se olviden del affaire para que no se molesten en Buenos Aires y Caracas, esos seres deberían tomar un curso elemental de cómo funcionan los poderes del Estado en los países de tradición legalista.