En Venezuela, Corte Marcial para todos
Gustavo Linares Benzo //
La reforma constitucional era la presidencia vitalicia. Ahora es también la censura y justicia militar para los civiles. Lo demás es retórica, como lo del Estado socialista, pues hace tiempo que viene construyéndose a través de dádivas y decretos.
Que luego de proclamar el conglomerado de artículos presentado por el Presidente el 15 de agosto como una pieza histórica dentro del constitucionalismo mundial, con tanta unidad interna que era metafísicamente imposible votarlo por partes, resulta que siete diputados pueden duplicarlo en un fin de semana largo, mediante una lista de abasto que incluye desde la orientación sexual hasta el voto de los muchachos.
Pero todo ello palidece frente a otro cambio esencial: los estados de excepción. En las crisis la normalidad se interrumpe y aumentan los poderes del Gobierno, precisamente para que pueda volverse a la normalidad. El aumento de los poderes significa mayor capacidad de afectar los derechos de los ciudadanos: el toque de queda limita la libertad de tránsito; las detenciones, la libertad personal, etc. Pero hay derechos que no pueden afectarse ni siquiera en los estados de emergencia: la vida, la prohibición de tortura. La Constitución de 1999 agregó el debido proceso y la libertad de expresión.
El sólo hecho de tocar uno de los elementos de la Constitución que más poderes represivos otorga al Gobierno es una señal clarísima que se está enviando tanto a la disidencia como al pueblo que se despierte después del festín de las misiones. No se iba a atrever el Presidente a ser él quien propusiera el cambio tan impopular, que abona la tesis de quienes lo consideran un tirano. La AN queda como la mala, logrando que para el año que viene el Presidente reprima con ropaje jurídico y a oscuras.
Con ropaje jurídico: al poder restringirse el derecho al debido proceso, puede negarse el acceso al juez natural; es decir, que los civiles sean juzgados por los tribunales militares. ¡Cuánto se parecen Bush y Chávez! Ahora vamos a tener en Venezuela enemy combatants presos que no serán juzgados nunca o, y en el mejor de los casos, por coroneles en Fuerte Tiuna, igualito que en Guantánamo, sólo que sin una Corte Suprema que lo prohíba.
La otra diferencia con Bush consistirá en que no sabremos qué estará pasando, pues se censurarán los medios (sólo que con asesoría cubana, que de eso sí saben).
glinares@cjlegal.net
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