Nos mudamos, ahora estamos en www.elpoderdelciudadano.blogspot.com

Haz click aca para ir a nuestra nueva casa:

http://elpoderdelciudadano.blogspot.com/

lunes, 15 de octubre de 2007

El Che arrastra sangre en su estrella


París AFP.- Héroe y guerrillero: el mito del Che perdura; 40 años luego de la muerte del ícono de la Revolución Cubana, sus acciones siguen siendo un tema tabú. L'Express ha encontrado a algunos de sus ex compañeros, hoy en exilio. Sus relatos provocan escalofrío en la espalda.
El argentino Ernesto "Che" Guevara encarna la pureza original de la Revolución Cubana. Su esfinge de héroe popular ha adquirido, después de 40 años, el aura de un ícono. Unas 20 millones de personas en todo el mundo poseen una franela con la imagen del "rebelde eterno", asesinado el 9 de octubre de 1967 en un pueblo de Bolivia, escribió Axel Gyldén en el periódico francés L'Express.
¿Acaso la mitología habrá falseado la realidad? En todo caso, sus antiguos compañeros de armas o sus víctimas esbozan el retrato de un ser frío, brutal, autoritario, con las manos manchadas de la sangre de numerosos inocentes de la Revolución.
Luciano Medina, de 81 años, fue el cartero personal de Fidel Castro. En la Sierra Maestra, en 1957 y 1958, entregaba los mensajes del comandante en jefe a Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y al Che. "Guevara trataba muy mal a la gente. Mataba como uno se toma un vaso de agua. Un día acusó a un granjero de ser un soplón pagado por la dictadura de Batista. En realidad, el único error de ese pobre hombre fue decir a viva voz que no se unía a la Revolución. Una hora más tarde fue pasado por las armas delante de su esposa y sus tres hijos, de 1, 3 y 4 años".
Unos 15 "traidores" o supuestos traidores fueron liquidados por la orden de Guevara, entre 1957 y 1958; y eso no fue sino el comienzo.
Eduardo Pérez, ex revolucionario de 71 años de edad y retirado en Florida, dice que el guerrillero argentino se mostraba hermético al espíritu de camaradería que reinaba en todo el ejército rebelde. Cuenta que en noviembre de 1958, el Che lo envió junto a otros 29 hombres a realizar una emboscada al Ejército de Batista.
Luego de dos horas de haber lanzado el asalto, "no podíamos defender más nuestra posición dada la potencia del adversario. Decidimos replegarnos un kilómetro. Pero cuando el Che lo supo, nos quitó el suministro de comida. Pasamos tres días sin comida".
En el fondo, aun cuando sus retratos gigantes están por todas partes en Cuba, sin duda son los cubanos los menos sensibles al "encanto" del ícono planetario de la Revolución.
Así opina Agustín Alles Sobreron, quien está escribiendo sus memorias de guerra. En marzo de 1958, él fue el primer reportero cubano en encontrarse, durante largos meses, con el Che y Fidel Castro en la Sierra Maestra. "Me di cuenta rápido que el Che no comprendía nada de la mentalidad de los cubanos, quienes son bromistas y sociales y, seamos francos, un poco caóticos. No era antipático realmente, pero era ensimismado y un poco arrogante. En una palabra, era el típico argentino".
Independientemente de lo que fuera, luego del triunfo de la Revolución Cubana, Fidel Castro lo nombra comandante de la Cabaña, prisión que domina el puerto de la capital. Allí, en 1959, el Che escribe las páginas más tenebrosas de la Revolución Cubana y de su propia historia.
Aunque este período es minimizado por numerosos biógrafos del Che, quedará grabado para siempre en la memoria colectiva de los cubanos. Según Armando Lago, vicepresidente del instituto de investigaciones Archivo Cuba, 164 personas fueron ejecutadas en la Cabaña entre el 3 de enero y el 26 de noviembre. Esto hizo de él el mayor asesino de la Revolución Cubana (216 muertos en total), superado sólo por Raúl Castro, responsable de 551 ejecuciones.
En la Cabaña los condenados a la pena máxima no sólo eran miembros de la dictadura derrocada, culpables de crímenes comprobados, sino simples opositores políticos e inocentes. Entre estos últimos figura el agente de policía Rafael García, de 26 años. Cuarenta años más tarde, Sergio García, hermano del agente, cuenta que obtuvo una cita con el Che. "Yo le dije: mire el expediente, hay un error, lo verá por usted mismo. Entonces él me vio y me contestó: "Su hermano puede ser inocente, pero porta un uniforme azul, entonces debe morir".
Un testigo clave de ese período fue el padre Javier Arzuaga, capellán de la prisión de la Cabaña. Él, quien recibía las confesiones de los condenados a muerte y les acompañaba en sus últimos momentos con vida, afirma que decenas de ellos eran inocentes. "El Che nunca disimuló su crueldad. Mientras más se le pedía compasión, más cruel se mostraba".
Las últimas palabras del Che
Félix Rodríguez, de origen cubano y ex agente de la CIA, fue la última persona en hablar con Guevara justo antes de su ejecución.
"El 9 de octubre de 1967, al día siguiente de su captura, fui a verlo. El Che estaba en un estado de suciedad indescriptible, parecía un mendigo. Pero en mi cabeza veía las imágenes triunfantes del gran Che recorriendo el mundo junto a Mao, Khrouchev, Nehru. Le dije: Che, vine a hablar contigo, y me respondió: "¡A mí no me interrogan!".
"Hablamos de varias cosas, entre ellas ¿por qué Bolivia? Porque es un país pobre, lejos de EEUU, limítrofe con cinco países y con un ejército mal entrenado".
En ese momento, recibí la orden por radio. Expresé mi descontento puesto que mi misión era llevarlo vivo a Panamá, donde la CIA quería interrogarlo.
Le dije al Che: Comandante, lo siento mucho, hice todo lo posible. Por un segundo, empalideció. Luego se recuperó: "Es mejor así, nunca debí dejar que me aprehendieran vivo". Le pregunté si tenía algún mensaje para alguien.
"Si puedes, dile a Fidel que pronto él verá triunfar una revolución en América Latina". Luego, con un tono amistoso, agregó: "Dile a mi mujer que se case de nuevo y trate de ser feliz". Fueron sus últimas palabras.

TRADUCCIÓN: TERESA LEÓN

No hay comentarios.: