Por que mienten?
Por Charito Rojas
Diario Noti Tarde
"El escándalo genera violencia". Valla colocada por su autor, el general Acosta Carlez, en los espacios verdes de la redoma de Guaparo, Valencia.
Los loros repetidores del imperio chavista andan hablando como locos, visitan los medios, acusan, se arrechan con los periodistas, baten sus rojas plumas tratando con su escandalito tapar el escandalazo del maletín con los 800.000 petrodólares. Comprendiendo que la bola crece como un alud a cada minuto, el propio Chávez ha adelantado la entrega a la Asamblea de SU Constitución, para ver si con ese gran trapo rojo logra aplacar las informaciones que ya arropan a la mentira oficial.
"Los medios son una plaga", dijo Chávez en Uruguay, apenas destapándose el escándalo del maletinazo. Y tiene razón: los medios son una plaga para los gobiernos que mienten, para aquellos que tienen mucho que ocultar y por eso tratan de callar a quienes puedan dejarlos desnudos en mitad de la calle. Que es exactamente lo que están haciendo los medios de Argentina, Uruguay, Venezuela y todo el continente: hurgar en esta información que compromete seriamente a los gobiernos de Venezuela y Argentina en un caso de corrupción, lavado de dólares, delito cambiario, tráfico de influencias, financiamiento ilícito de campaña electoral, o todos ellos.
El hecho de que el avión estuviese rentado por la empresa petrolera estatal argentina ENARSA y que en él viajaran el presidente de esta empresa y funcionarios del Gobierno, hizo reaccionar de inmediato al presidente Néstor Kirchner, quien proclamó públicamente su honestidad, ordenó una investigación a fondo y exigió a su Ministro Julio De Vido que pidiese de inmediato la renuncia de Claudio Uberti, un funcionario clave que ha fungido como la conexión en los negocios milmillonarios entre Caracas y Buenos Aires. Arrancando la campaña electoral de su esposa Cristina, el mandatario argentino adelantó que este caso podía hacerle mucho daño a las aspiraciones nepóticas de continuar en la residencia de Olivos, aunque sea como "Primer Damo". La justicia argentina ha procedido, decomisó el dinero, abrió una causa y ahora solicita la extradición del venezolano del maletín, Guido Alejandro Antonini Wilson. Sin embargo, el gobierno argentino, bajo el fuego cruzado de la investigación periodística y de las acusaciones de la oposición por sumarse este caso a otros de corrupción aún no resueltos, ha esperado inútilmente del gobierno de Venezuela un salvavidas que lo exonere de cualquier implicación en este affaire. Y "el hermano" Chávez no ha respondido, como otras veces, la solicitud de auxilio de la Casa Rosada.
Mientras Kirchner chapalea en el barro, Chávez ha tratado de escurrir el bulto, echando la culpa a otros, como es su costumbre. Primero dijo que esos eran los medios, que era una conspiración dirigida por Estados Unidos, que él no sabía nada de nada, cuando los periodistas sureños lo interrogaron sobre el caso. Pero mientras el embajador venezolano en Buenos Aires afirmaba que no había ningún funcionario venezolano en el avión (había tres), en Caracas Mario Silva ya había armado la primera mentira: que Antonini era un contratista de la oposición. Hasta el momento nadie sabía el nombre del hombre del maletín, pero el difamador de La Hojilla sí que lo sabía.
Siguiendo la sarta de mentiras oficiales, el Presidente de Pdvsa afirmó que ese señor nada tenía que ver con la empresa. Periodistas porteños comprobaron que Antonini ha viajado a Buenos Aires en cuatro oportunidades anteriores, acompañado siempre por el hijo del vicepresidente de Pdvsa Diego Uzcátegui. Periodistas uruguayos investigaron que también había estado en Montevideo y su hotel lo pagó Pdvsa. Demasiada gentileza para con un desconocido. En Caracas, Luis Tascón, uno de los loros más camorreros, dijo que habían salido del aeropuerto Caracas y que por eso el Gobierno no había controlado lo que salía, lo que sí harán por supuesto cuando el aeropuerto sea estatizado. La compañía que alquiló el avión a Enarsa señaló que el avión nunca aterrizó en ese aeropuerto sino en el propio hangar de Pdvsa en Maiquetía. Cilia Flores, desesperada ante el peso de las informaciones, repitió una y otra vez que era una conspiración criminal de los medios para opacar la exitosísima gira de su Comandante por el Cono Sur.
Lo que es curioso es la actitud del alto gobierno. La primera expresión del vicepresidente, Jorge Rodríguez, es que se trataba de una idiotez de los medios. El Fiscal por su parte, dijo que ya estaban investigando en Argentina y que él esperaría a ver qué pasaba. El Contralor, para no faltar a su costumbre, no habló. Sólo Vielma Mora dijo tímidamente que se trababa de un delito cambiario que había que investigar.
El mundo entero intuye la verdad de lo ocurrido, porque es muy sencillo inferir que el señor Antonini es el chino de Recadi en este envío de dólares a Argentina. Estaba en ese avión de sólo ocho puestos porque ya había viajado antes en compañía del hijo de Uzcátegui (un muchacho de 19 años) y de funcionarios de la petrolera. Nadie lo revisó porque a los aviones privados y del alto gobierno, no se los revisa. Ningún alto funcionario monta en su avión a un desconocido, así que todos allí sabían de qué se trataba lo de los 800.000 dólares. En Venezuela, un país con un estricto control de cambios nadie, con excepción del BCV y de Pdvsa, dispone de 800.000 dólares en efectivo. Los dólares no estaban precintados como lo hacen los bancos, sino agrupados con ligas, en fajos de billetes de 50 dólares. El destino de la remesa estará en el terreno de la especulación hasta que el chino de Recadi hable o hasta que los medios descubran si era para comprar inmuebles, en la línea de corrupción de la que están acusados los directivos de Pdvsa, si era para las propinas de la gira de Chávez o si más bien estarían destinados para ayudar a la señora K.
A pocos importa para qué era el dinero, abandonado por el ahora fugitivo Antonini en el aeropuerto bonaerense. Todos los que quieren saber es cuál es el misterio horrendo, dramático, terrible que oculta este Gobierno venezolano, que abiertamente responsable de lo sucedido, es una semana después de los hechos que el Fiscal General se digna a abrir una "investigación" de las suyas. ¿Por qué la actitud de "no es conmigo" acompañada de la sarta de mentiras sobre los detalles del maletinazo? Pues, porque todos saben que los agarraron con las manos en los dólares y que la bomba ha estallado en el escenario internacional que más cuida Chávez, porque si hubiera sido en Venezuela, los gatos a su servicio hubieran enterrado su m....
Pero Chávez no controla la prensa internacional y a duras penas con leyes y amenazas logra alguna autocensura en la nacional. El "linchamiento mediático" del que se queja el descarado que preside Pdvsa, apenas comienza. Ni siquiera la reforma constitucional va a desplazar de los titulares mundiales esta sospecha pública de corrupción de un gobierno cuyo comandante, jefe único, caudillo, gasta el dinero del país como propio sin rendir cuentas a nadie. Ya comenzaremos a presenciar desesperados intentos gubernamentales de callar este escándalo internacional de corrupción. Esta vez, hasta el Mercosur rodará en la goma...
Diario Noti Tarde
"El escándalo genera violencia". Valla colocada por su autor, el general Acosta Carlez, en los espacios verdes de la redoma de Guaparo, Valencia.
Los loros repetidores del imperio chavista andan hablando como locos, visitan los medios, acusan, se arrechan con los periodistas, baten sus rojas plumas tratando con su escandalito tapar el escandalazo del maletín con los 800.000 petrodólares. Comprendiendo que la bola crece como un alud a cada minuto, el propio Chávez ha adelantado la entrega a la Asamblea de SU Constitución, para ver si con ese gran trapo rojo logra aplacar las informaciones que ya arropan a la mentira oficial.
"Los medios son una plaga", dijo Chávez en Uruguay, apenas destapándose el escándalo del maletinazo. Y tiene razón: los medios son una plaga para los gobiernos que mienten, para aquellos que tienen mucho que ocultar y por eso tratan de callar a quienes puedan dejarlos desnudos en mitad de la calle. Que es exactamente lo que están haciendo los medios de Argentina, Uruguay, Venezuela y todo el continente: hurgar en esta información que compromete seriamente a los gobiernos de Venezuela y Argentina en un caso de corrupción, lavado de dólares, delito cambiario, tráfico de influencias, financiamiento ilícito de campaña electoral, o todos ellos.
El hecho de que el avión estuviese rentado por la empresa petrolera estatal argentina ENARSA y que en él viajaran el presidente de esta empresa y funcionarios del Gobierno, hizo reaccionar de inmediato al presidente Néstor Kirchner, quien proclamó públicamente su honestidad, ordenó una investigación a fondo y exigió a su Ministro Julio De Vido que pidiese de inmediato la renuncia de Claudio Uberti, un funcionario clave que ha fungido como la conexión en los negocios milmillonarios entre Caracas y Buenos Aires. Arrancando la campaña electoral de su esposa Cristina, el mandatario argentino adelantó que este caso podía hacerle mucho daño a las aspiraciones nepóticas de continuar en la residencia de Olivos, aunque sea como "Primer Damo". La justicia argentina ha procedido, decomisó el dinero, abrió una causa y ahora solicita la extradición del venezolano del maletín, Guido Alejandro Antonini Wilson. Sin embargo, el gobierno argentino, bajo el fuego cruzado de la investigación periodística y de las acusaciones de la oposición por sumarse este caso a otros de corrupción aún no resueltos, ha esperado inútilmente del gobierno de Venezuela un salvavidas que lo exonere de cualquier implicación en este affaire. Y "el hermano" Chávez no ha respondido, como otras veces, la solicitud de auxilio de la Casa Rosada.
Mientras Kirchner chapalea en el barro, Chávez ha tratado de escurrir el bulto, echando la culpa a otros, como es su costumbre. Primero dijo que esos eran los medios, que era una conspiración dirigida por Estados Unidos, que él no sabía nada de nada, cuando los periodistas sureños lo interrogaron sobre el caso. Pero mientras el embajador venezolano en Buenos Aires afirmaba que no había ningún funcionario venezolano en el avión (había tres), en Caracas Mario Silva ya había armado la primera mentira: que Antonini era un contratista de la oposición. Hasta el momento nadie sabía el nombre del hombre del maletín, pero el difamador de La Hojilla sí que lo sabía.
Siguiendo la sarta de mentiras oficiales, el Presidente de Pdvsa afirmó que ese señor nada tenía que ver con la empresa. Periodistas porteños comprobaron que Antonini ha viajado a Buenos Aires en cuatro oportunidades anteriores, acompañado siempre por el hijo del vicepresidente de Pdvsa Diego Uzcátegui. Periodistas uruguayos investigaron que también había estado en Montevideo y su hotel lo pagó Pdvsa. Demasiada gentileza para con un desconocido. En Caracas, Luis Tascón, uno de los loros más camorreros, dijo que habían salido del aeropuerto Caracas y que por eso el Gobierno no había controlado lo que salía, lo que sí harán por supuesto cuando el aeropuerto sea estatizado. La compañía que alquiló el avión a Enarsa señaló que el avión nunca aterrizó en ese aeropuerto sino en el propio hangar de Pdvsa en Maiquetía. Cilia Flores, desesperada ante el peso de las informaciones, repitió una y otra vez que era una conspiración criminal de los medios para opacar la exitosísima gira de su Comandante por el Cono Sur.
Lo que es curioso es la actitud del alto gobierno. La primera expresión del vicepresidente, Jorge Rodríguez, es que se trataba de una idiotez de los medios. El Fiscal por su parte, dijo que ya estaban investigando en Argentina y que él esperaría a ver qué pasaba. El Contralor, para no faltar a su costumbre, no habló. Sólo Vielma Mora dijo tímidamente que se trababa de un delito cambiario que había que investigar.
El mundo entero intuye la verdad de lo ocurrido, porque es muy sencillo inferir que el señor Antonini es el chino de Recadi en este envío de dólares a Argentina. Estaba en ese avión de sólo ocho puestos porque ya había viajado antes en compañía del hijo de Uzcátegui (un muchacho de 19 años) y de funcionarios de la petrolera. Nadie lo revisó porque a los aviones privados y del alto gobierno, no se los revisa. Ningún alto funcionario monta en su avión a un desconocido, así que todos allí sabían de qué se trataba lo de los 800.000 dólares. En Venezuela, un país con un estricto control de cambios nadie, con excepción del BCV y de Pdvsa, dispone de 800.000 dólares en efectivo. Los dólares no estaban precintados como lo hacen los bancos, sino agrupados con ligas, en fajos de billetes de 50 dólares. El destino de la remesa estará en el terreno de la especulación hasta que el chino de Recadi hable o hasta que los medios descubran si era para comprar inmuebles, en la línea de corrupción de la que están acusados los directivos de Pdvsa, si era para las propinas de la gira de Chávez o si más bien estarían destinados para ayudar a la señora K.
A pocos importa para qué era el dinero, abandonado por el ahora fugitivo Antonini en el aeropuerto bonaerense. Todos los que quieren saber es cuál es el misterio horrendo, dramático, terrible que oculta este Gobierno venezolano, que abiertamente responsable de lo sucedido, es una semana después de los hechos que el Fiscal General se digna a abrir una "investigación" de las suyas. ¿Por qué la actitud de "no es conmigo" acompañada de la sarta de mentiras sobre los detalles del maletinazo? Pues, porque todos saben que los agarraron con las manos en los dólares y que la bomba ha estallado en el escenario internacional que más cuida Chávez, porque si hubiera sido en Venezuela, los gatos a su servicio hubieran enterrado su m....
Pero Chávez no controla la prensa internacional y a duras penas con leyes y amenazas logra alguna autocensura en la nacional. El "linchamiento mediático" del que se queja el descarado que preside Pdvsa, apenas comienza. Ni siquiera la reforma constitucional va a desplazar de los titulares mundiales esta sospecha pública de corrupción de un gobierno cuyo comandante, jefe único, caudillo, gasta el dinero del país como propio sin rendir cuentas a nadie. Ya comenzaremos a presenciar desesperados intentos gubernamentales de callar este escándalo internacional de corrupción. Esta vez, hasta el Mercosur rodará en la goma...
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