El maletín argentino
Editorial El Nacional
Explicaciones serias
En este desventurado país, ya no hay paciencia ni lugar para las sorpresas: o llegan y pasan como vientos huracanados o se asientan aquí dando vueltas como un tornado anclado en el mismo sitio. Ha sucedido (por sólo nombrar cuatro casos de diversa causa) con el atentado contra Danilo Anderson; con el asesinato miserable el 16 de agosto de 2004 de Maritza Ron de Torregrosa, en Altamira; luego con el cierre de Radio Caracas Televisión y ahora con el maletín de los 800.000 dólares descubierto como valija semi oficial en Argentina: nadie es culpable, o en todo caso se detiene, demora o se olvida la acción de la justicia, con el único fin de evitar un rendimiento de cuentas.
Ayer el pintoresco ministro de Relaciones Interiores, Pedro Carreño, rechazó que el gobierno bolivariano deba presentar excusas o dar algún tipo de explicaciones por el escándalo que, en un aeropuerto de Buenos Aires, contribuyó a fomentar cuando se permitió que un pasajero (venezolano pero con residencia en Estados Unidos) abordara un jet ejecutivo sin la revisión de rigor. ¿Por qué este señor no cumple con las leyes nacionales e internacionales, que todo ciudadano debe pacientemente cumplir, incluso con el escrutinio exhaustivo de su equipaje de mano, de la ropa y de los zapatos, y hasta de los celulares y computadoras personales? Este es el punto fundamental que deben plantearse todos los venezolanos y, en primer lugar, el ministro Carreño: ¿Por qué para el gobierno bolivariano existen dos tipos de venezolanos, es decir, aquellos que cumplen con la ley y los otros, los rojos rojitos y sus amigos o amigotes, que se saltan a la torera las leyes de identificación, de aduanas y de régimen cambiario, todas a la vez como para restregarnos en la cara su poder y su impunidad? De manera que el ministro Carreño no sólo le debe explicaciones a los argentinos sino también a los venezolanos que cumplen con la ley a la hora de viajar y abordar un avión, ya sea por una línea comercial como en un jet privado, porque nadie está exento de los trámites acordados internacionalmente para garantizar la seguridad y la confianza en el tráfico de pasajeros.
¿Qué hubiera sucedido si, supuestamente, algún otro viajero del mismo vuelo privado Maiquetía-Buenos Aires, sintiéndose guapo y apoyado, hubiera aprovechado para llevar no sólo dólares sino algo más, por ejemplo alguna droga prohibida? ¿Cómo queda el Gobierno y sus controles aduaneros y policiales? Por fortuna no hubo nada de eso, pero el riesgo estará presente si los altos funcionarios bolivarianos y sus socios no se someten a los controles que obedecen y acatan el resto de los venezolanos.
El ministro Carreño también sacó al aire la tesis de que este escándalo del maletín de Antonini formaba parte de una campaña para tratar de "enlodar los avances en materia de integración energética del presidente Chávez". Pero nada enloda más ese objetivo del Gobierno que no vigilar eficazmente a quienes se montan en un avión con una valija repleta de azufre norteño.
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