El infierno estuvo abajo y arriba en el oeste
Usuarios del metro de Caracas esperaban hasta 20 minutos por la llegada de un vagón
PAULIMAR RODRÍGUEZ
EL UNIVERSAL
"¡Dios mío santo! ¿Qué es esto? No lo puedo creer". Esta fue la impresión de María Ramírez, usuaria del metro de Caracas, cuando observó a las 7:00 am a más de 200 personas que estaban en el andén de la estación de Agua Salud. Todas esperaban por los vagones. Ramírez sabía que ayer estaría fuera de servicio la estación de Plaza Sucre, una vez ocurrido el accidente de los trenes. Sin embargo, jamás esperó que esa cantidad de personas harían uso de la estación. Por eso, Ramírez dio la media vuelta, salió de la estación, se montó en una mototaxi y se negó a pelear por un puesto en algún vagón.
El cierre de la estación Plaza Sucre causó un retraso de más de media hora en el sistema de transporte subterráneo. Por lo tanto, los usuarios tenían que dejar pasar hasta cinco vagones para entrar a uno. Todos, iban más repleto que lo usual. Esta vez nadie dejaba el primer y último tren vacío. Ya nadie tenía miedo de sentarse en los vagones que Cametro bautizó como "de la Dignidad". La desesperación se adueñó de los usuarios, que olvidaron la "Cultura Metro" y se empujaban los unos a los otros.
Entre Agua Salud y hasta la estación de plaza Venezuela, fueron pocos los usuarios que abordaron los trenes. "Por favor, necesito entrar, voy con un niño", dijo una señora en Colegio de Ingenieros. "Si su niño no entra, pues quédese afuera", dijo Mary Piñango. "Hoy los que más sufren son los niños y los viejitos. A todos los atropellan. Y me pregunto, a dónde va el dinero que pagamos por el servicio", agregó José Sanguino.
Los usuarios que se montaron en este tren viajaron a oscuras. Todos se preguntaban qué había pasado con la luz. También, debido al calor que hay en las estaciones como la de Plaza Venezuela, más de cuatro personas resultaron asfixiadas. "Se le recomienda a los usuarios utilizar un sistema de transporte superficial", decía uno de los funcionarios del metro a través de un altoparlante a las 9:00 am. Mientras, otro equipo de más de diez funcionarios ordenaba la entrada en los vagones.
Robert Palacios llegó a las 7:30 am al metro de Petare. El hombre, que se dirigía hacia Catia no logró entrar a la estación. "Me salí y agarré una camionetica que me dejó en La Hoyada y fue allí en donde me monté en el metro. El servicio está demasiado lento", relató el usuario.
Caos en la avenida Sucre
Los usuarios salían de la estaciones de Agua Salud rápido, casi corriendo, con la mirada perdida, como esperando alguna ayuda. "Estaba asustada. Venía muy apretada", dijo Sara Rosetti.
Afuera, esperaban los mototaxistas, que aprovecharon el desorden para ofrecer sus servicios en plena avenida Sucre. La carrera mínima tenía un costo de 5 mil bolívares. El Metrobús trasladaba a las personas desde este sector, pero como no se daba abasto, las camioneticas también partían repletas. Casi como un espejo del subterráneo.
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