Meterse en Honduras
Por Laureano Marquez
Diario Tal Cual
ADVERTENCIA:
Como siempre este es un artículo de humor. Escrito en eso que llaman los juristas “animus jocandi” o, dicho en criollo, “echando broma” (Aunque lo que se dice del cardenal de Honduras es completamente cierto). Si va a ser leído por fiscales del Ministerio Público, se ruega no tomar la nota al pie como noticia criminis.
Teodoro no nos obliga a nada. Si en algunos casos usamos su terminología, es por puro jalabolismo de nuestra parte. Ya se sabe que somos gente miserable, palangristas como Maye Primera, y otras aberraciones, que por dinero hacemos cualquier cosa. No nos interesa el país ni su destino. Lo nuestro es forrarnos de billete para irnos a vivir a Miami, ciudad a la que amamos, especialmente por sus tradiciones y lo bello de su casco histórico.
Qué fastidio con las advertencias. Si la cosa sigue así, llegará el momento en el cual, este editorial y que humorístico de los viernes será sólo una advertencia
Es hora de irse haciendo como un esquemita, especialmente los funcionarios públicos y miembros de las FAN, una suerte de ayuda-memoria que permita recordar nuestras relaciones de amistad-enemistad, que cambian cada vez con más frecuencia. No vaya a ser que en cualquier discurso, por ahí, alguien se equivoque metiendo entre los países amigos a alguno que no lo es.
Todos los días, la Cancillería debería hacer circular un boletín estilo George Orwell en 1984 diciéndonos: “Hoy amanecimos siendo enemigos de Honduras. México vuelve a ser nuestro amigo. Cuba nunca fue nuestro enemigo y Ahmadineyad es nuestro hermano del alma por el que debemos dar hasta la vida”.
El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Madariaga afirma, según la Agencia Bolivariana de Noticias, lo siguiente: “el gobernante de Venezuela se siente como un dios y con derecho a atropellar a todas las demás personas bajo una soberbia que ya se ha visto en la historia de otros dictadores”.
Muy bien y qué responde Ch. (Chacumbele) * según la misma agencia, lo siguiente: “Apareció otro loro del imperio, ahora vestido de cardenal, es decir otro payaso imperialista”. Creo que los abogados suelen llamar a esto algo así como “a confesión de parte, relevo de pruebas”.
Pero veamos quién es este Cardenal hondureño, considerado ya papable en el Cónclave próximo pasado, “un cardenal que ha ocupado cargos de gran responsabilidad en la Iglesia latinoamericana, un humanista de gran cultura, maestro de escuela, licenciado en filosofía, doctorado en teología moral y diplomado en otras disciplinas, amante de la música con estudios de piano, armonía, composición y contrapunto”. Un hombre que, como diría César Miguel, ha dicho públicamente cosas así:
• “El neoliberalismo nos ha llevado a un individualismo exacerbado, que está conduciendo a la destrucción de las personas como seres solidarios, se ha creado una sociedad de lobos, donde los demás son competidores a los que hay que destruir.”
• ” Mientras siga creciendo la pobreza, la democracia tendrá problemas.”
• “Tenemos toda la fuerza de una globalización, que se ha reducido a lo económico y que, por consiguiente, está deshumanizándonos; y una revolución informática que está tristemente incomunicando.”
• “Me preocupa que (Estados Unidos) le abra la puerta a los productos y se la cierren a las personas. También temo que la globalización traiga en su código genético el desempleo, porque eso desafiará al empresario pequeño, mediano y grande.”
• ” Incluso el derecho internacional se ha debilitado después de la guerra preventiva contra Irak.” ¿Es esto ser un loro del imperio? ¿Es esto ser un payaso imperialista?
¿Es esto lo que tú quieres que continúe? ¿Es esto correcto?
¡URGENTE… Urgente!!!… Última hora: Al cierre de esta escritura se conoce la información de que el Presidente de la República se disculpa con el cardenal Óscar Rodríguez. Pues, quien esto escribe, también retira lo dicho: el chacumbelizador que se deschacumbelizare, buen deschacumbelizador será.
*Sí hombre, ahora Teodoro anda por todos los pisos de la Torre TalCual anotando los nombres de los que trabajamos en el periódico y no decimos “Chacumbele”, para botarnos.
Diario Tal Cual
ADVERTENCIA:
Como siempre este es un artículo de humor. Escrito en eso que llaman los juristas “animus jocandi” o, dicho en criollo, “echando broma” (Aunque lo que se dice del cardenal de Honduras es completamente cierto). Si va a ser leído por fiscales del Ministerio Público, se ruega no tomar la nota al pie como noticia criminis.
Teodoro no nos obliga a nada. Si en algunos casos usamos su terminología, es por puro jalabolismo de nuestra parte. Ya se sabe que somos gente miserable, palangristas como Maye Primera, y otras aberraciones, que por dinero hacemos cualquier cosa. No nos interesa el país ni su destino. Lo nuestro es forrarnos de billete para irnos a vivir a Miami, ciudad a la que amamos, especialmente por sus tradiciones y lo bello de su casco histórico.
Qué fastidio con las advertencias. Si la cosa sigue así, llegará el momento en el cual, este editorial y que humorístico de los viernes será sólo una advertencia
Es hora de irse haciendo como un esquemita, especialmente los funcionarios públicos y miembros de las FAN, una suerte de ayuda-memoria que permita recordar nuestras relaciones de amistad-enemistad, que cambian cada vez con más frecuencia. No vaya a ser que en cualquier discurso, por ahí, alguien se equivoque metiendo entre los países amigos a alguno que no lo es.
Todos los días, la Cancillería debería hacer circular un boletín estilo George Orwell en 1984 diciéndonos: “Hoy amanecimos siendo enemigos de Honduras. México vuelve a ser nuestro amigo. Cuba nunca fue nuestro enemigo y Ahmadineyad es nuestro hermano del alma por el que debemos dar hasta la vida”.
El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Madariaga afirma, según la Agencia Bolivariana de Noticias, lo siguiente: “el gobernante de Venezuela se siente como un dios y con derecho a atropellar a todas las demás personas bajo una soberbia que ya se ha visto en la historia de otros dictadores”.
Muy bien y qué responde Ch. (Chacumbele) * según la misma agencia, lo siguiente: “Apareció otro loro del imperio, ahora vestido de cardenal, es decir otro payaso imperialista”. Creo que los abogados suelen llamar a esto algo así como “a confesión de parte, relevo de pruebas”.
Pero veamos quién es este Cardenal hondureño, considerado ya papable en el Cónclave próximo pasado, “un cardenal que ha ocupado cargos de gran responsabilidad en la Iglesia latinoamericana, un humanista de gran cultura, maestro de escuela, licenciado en filosofía, doctorado en teología moral y diplomado en otras disciplinas, amante de la música con estudios de piano, armonía, composición y contrapunto”. Un hombre que, como diría César Miguel, ha dicho públicamente cosas así:
• “El neoliberalismo nos ha llevado a un individualismo exacerbado, que está conduciendo a la destrucción de las personas como seres solidarios, se ha creado una sociedad de lobos, donde los demás son competidores a los que hay que destruir.”
• ” Mientras siga creciendo la pobreza, la democracia tendrá problemas.”
• “Tenemos toda la fuerza de una globalización, que se ha reducido a lo económico y que, por consiguiente, está deshumanizándonos; y una revolución informática que está tristemente incomunicando.”
• “Me preocupa que (Estados Unidos) le abra la puerta a los productos y se la cierren a las personas. También temo que la globalización traiga en su código genético el desempleo, porque eso desafiará al empresario pequeño, mediano y grande.”
• ” Incluso el derecho internacional se ha debilitado después de la guerra preventiva contra Irak.” ¿Es esto ser un loro del imperio? ¿Es esto ser un payaso imperialista?
¿Es esto lo que tú quieres que continúe? ¿Es esto correcto?
¡URGENTE… Urgente!!!… Última hora: Al cierre de esta escritura se conoce la información de que el Presidente de la República se disculpa con el cardenal Óscar Rodríguez. Pues, quien esto escribe, también retira lo dicho: el chacumbelizador que se deschacumbelizare, buen deschacumbelizador será.
*Sí hombre, ahora Teodoro anda por todos los pisos de la Torre TalCual anotando los nombres de los que trabajamos en el periódico y no decimos “Chacumbele”, para botarnos.
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