Colombia herida
Por Isa Dobles
Diario El Mundo
La verdad es que a uno le cuesta trabajo ponerse en el lugar de los colombianos que sufren estas arremetidas terribles en las que se pierden vidas valiosas de una manera tan vil, tan canallesca. Por años esperando volver a abrazar al ser querido, alimentando en los hijos la esperanza de recibir la bendición de un padre, de un abuelo, de un hijo. Y de repente, el silencio absoluto.
Ya no habrá abrazo ni bendición ni siquiera un "¿cómo estás"? Otros hombres desbordados de odio, ajenos al dolor y la tristeza, para quienes otra vida humana es sólo una orden más por cumplir, deciden la vida de cientos de miles de personas. Y en el medio, desvalida, terriblemente herida, la patria. ¿De qué tamaño es la patria? ¿Cuánto cuesta vivir en libertad?, como dice una hermosa canción de Alfredo Romero. En Colombia cuesta vidas, llantos, soledades, miedos.
Y sobre los hombros de un hombre decente, un estadista serio como Álvaro Uribe, la responsabilidad absoluta de decisiones y estrategias.
La dura tarea de defenderla con objetividad y coraje frente al acoso del terrorismo. ¿Y los rehenes? ¿Qué pensaban cuando iban a su muerte? ¿Les habrán anticipado su muerte para ver su sufrimiento? ¿O irían inocentes y esperanzados creyendo que sus captores habían pactado por fin su libertad? ¿Y los que quedaron? ¿Sabrán la verdad? ¿Supondrán la tragedia? Los familiares esperan restos que negocian los que una vez los alejaron, responsables absolutos de esas vidas truncadas hasta el momento final.
¿Quién puede creer la historia de un grupo "armado desconocido"? ¿Tendrán las familias la fuerza, la estoicidad de reflexionar sobre el valor de esas vidas perdidas, arrebatadas cruelmente? Si se les hubiera preguntado si valían más sus vidas que la paz y la dignidad de la patria, ¿qué habrían escogido? Momentos duros para la democracia.
¿Y dónde están las Repúblicas de Bolívar? ¿Qué mejor ocasión para honrar al verdadero Bolívar que un obscuro momento como éste que vive Colombia? Mientras Chávez compra submarinos en Rusia y apoya la fuerza nuclear para Irán, la guerrilla, que lo ha tenido como modelo y ejemplo, mutila al hermano país.
¿Y dónde está el lenguaje solidario y de unión que obliga en el ideal de Bolívar a sus Repúblicas? ¿Quién es el enemigo aquí? ¿Es que para eso está Bolívar en el culto de sus pueblos? ¿Para manipularlo y olvidarlo cuando su llamado apremia? "Una sola debe ser la patria de los americanos". ¿Pura palabra? En estos momentos es que las Repúblicas de Bolívar tienen que verse a los ojos, que encontrarse en la mano extendida y el mismo convulso llanto.
Si de algo sirve mi palabra de aliento al pueblo colombiano, aquí está. Si de algo sirve mi respeto a su Presidente y mi solidaridad, aquí están. Si de algo sirve mi abrazo profundo a los que hoy lloran sus seres queridos asesinados, aquí está.
Hoy, cuando Chávez aparece sonriente confirmando la compra de submarinos especialmente silenciosos y con capacidad para disparar hasta cuatro misiles de alto alcance, equipados también con 18 torpedos y 24 minas, yo me pregunto ¿contra quién se disparará? Y cuando felicita al Presidente de Belarus y asegura que ambos seguirán 20 años más en el poder, busco a Bolívar: "Compadezcámosnos mutuamente del pueblo que obedece y el hombre que manda solo".
El Bolívar que desde el infinito llora lágrimas íntimas por Colombia, la hija desgarrada.
Diario El Mundo
La verdad es que a uno le cuesta trabajo ponerse en el lugar de los colombianos que sufren estas arremetidas terribles en las que se pierden vidas valiosas de una manera tan vil, tan canallesca. Por años esperando volver a abrazar al ser querido, alimentando en los hijos la esperanza de recibir la bendición de un padre, de un abuelo, de un hijo. Y de repente, el silencio absoluto.
Ya no habrá abrazo ni bendición ni siquiera un "¿cómo estás"? Otros hombres desbordados de odio, ajenos al dolor y la tristeza, para quienes otra vida humana es sólo una orden más por cumplir, deciden la vida de cientos de miles de personas. Y en el medio, desvalida, terriblemente herida, la patria. ¿De qué tamaño es la patria? ¿Cuánto cuesta vivir en libertad?, como dice una hermosa canción de Alfredo Romero. En Colombia cuesta vidas, llantos, soledades, miedos.
Y sobre los hombros de un hombre decente, un estadista serio como Álvaro Uribe, la responsabilidad absoluta de decisiones y estrategias.
La dura tarea de defenderla con objetividad y coraje frente al acoso del terrorismo. ¿Y los rehenes? ¿Qué pensaban cuando iban a su muerte? ¿Les habrán anticipado su muerte para ver su sufrimiento? ¿O irían inocentes y esperanzados creyendo que sus captores habían pactado por fin su libertad? ¿Y los que quedaron? ¿Sabrán la verdad? ¿Supondrán la tragedia? Los familiares esperan restos que negocian los que una vez los alejaron, responsables absolutos de esas vidas truncadas hasta el momento final.
¿Quién puede creer la historia de un grupo "armado desconocido"? ¿Tendrán las familias la fuerza, la estoicidad de reflexionar sobre el valor de esas vidas perdidas, arrebatadas cruelmente? Si se les hubiera preguntado si valían más sus vidas que la paz y la dignidad de la patria, ¿qué habrían escogido? Momentos duros para la democracia.
¿Y dónde están las Repúblicas de Bolívar? ¿Qué mejor ocasión para honrar al verdadero Bolívar que un obscuro momento como éste que vive Colombia? Mientras Chávez compra submarinos en Rusia y apoya la fuerza nuclear para Irán, la guerrilla, que lo ha tenido como modelo y ejemplo, mutila al hermano país.
¿Y dónde está el lenguaje solidario y de unión que obliga en el ideal de Bolívar a sus Repúblicas? ¿Quién es el enemigo aquí? ¿Es que para eso está Bolívar en el culto de sus pueblos? ¿Para manipularlo y olvidarlo cuando su llamado apremia? "Una sola debe ser la patria de los americanos". ¿Pura palabra? En estos momentos es que las Repúblicas de Bolívar tienen que verse a los ojos, que encontrarse en la mano extendida y el mismo convulso llanto.
Si de algo sirve mi palabra de aliento al pueblo colombiano, aquí está. Si de algo sirve mi respeto a su Presidente y mi solidaridad, aquí están. Si de algo sirve mi abrazo profundo a los que hoy lloran sus seres queridos asesinados, aquí está.
Hoy, cuando Chávez aparece sonriente confirmando la compra de submarinos especialmente silenciosos y con capacidad para disparar hasta cuatro misiles de alto alcance, equipados también con 18 torpedos y 24 minas, yo me pregunto ¿contra quién se disparará? Y cuando felicita al Presidente de Belarus y asegura que ambos seguirán 20 años más en el poder, busco a Bolívar: "Compadezcámosnos mutuamente del pueblo que obedece y el hombre que manda solo".
El Bolívar que desde el infinito llora lágrimas íntimas por Colombia, la hija desgarrada.
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