"TVes no es canal de servicio público"

Entrevista // Oscar Lucién, experto en comunicación y sociólogo

Oscar Lucién analiza el desempeño de TVes durante su primer mes de transmisión
"El error del gobierno fue pensar que la audiencia de RCTV se iba a transferir a TVes por la mera posesión de la señal"

JOSÉ ANTONIO AZOPARDO
EL UNIVERSAL
Treinta días han pasado desde que TVes comenzó sus transmisiones, y desde que RCTV las terminó. Según Oscar Lucién, experto en comunicación y sociólogo, el impacto de aquel momento no termina. "La gente todavía tiene el sentimiento de pérdida. Este hecho afectó a toda la población", asegura.
El profesor universitario también considera que el nuevo canal 2 no ha cuplido su cometido, ni de entretener ni de ser un canal de servicio público. "No es de servicio público y tampoco ha satisfecho las otras expectativas de los usuarios", afirma Lucién. "El error del Gobierno -agrega- fue pensar que la audiencia de RCTV se iba a transferir a TVes por la mera posesión de la señal".
-Hace un mes dejó de transmitir RCTV. ¿Cómo siente la gente el hecho?
-El impacto sigue siendo grande. Apenas a un mes la gente se da cuenta de la gravedad de esa medida. Tiene que verse como un cerco a la libertad de expresión. Creo que es una percepción global... Hay una frase que es casi un tópico: "La libertad de expresión es el oxígeno de la democracia". Eso se vivió cuando a la gente le cerraron el canal, porque sintió que le quitaron oxígeno. Además hay un sentimiento de pérdida, que va más allá de la calidad de los programas de RCTV.
-¿Por qué el impacto de RCTV ha movilizado a tanta gente?
-Si las medidas anteriores afectaban a sectores, esta toca a todo el colectivo social, y en particular a los más pobres. La gente más pobre, la que vive en los barrios, está sometida a un estado de sitio que le obliga a estar en casa desde la tarde. En esa televisión abierta tiene acceso a información y a entretenimiento gratuitos. Por eso esta medida es perversa, porque afecta a ese colectivo. Esto sigue teniendo impacto porque la gente se ha quedado sin nada.
-¿La gente puede llenar el espacio emocional y psicológico que dejó RCTV?
-El share de TVes no supera el 2,5%, por debajo del resto de los canales. Eso no ha llenado ningún vacío. El error del Gobierno fue pensar que la audiencia de RCTV se iba a transferir a TVes por la mera posesión de la señal. Ni que la obliguen la gente lo verá. De hecho la medición lo comprueba. Es una televisión mediocre, muy distinta a lo que la gente estaba acostumbrada a ver. Su calidad es desteñida, su textura muy mala. Por otro lado es una oferta que se suma a los canales de propaganda del Gobierno. La diferencia entre TVes y Vive TV es difícil de apreciar. Es una televisión escolar. Lo que se le da a la gente en lugar de RCTV no es equivalente en ninguna dimensión ni siquiera por una apuesta distinta a la valoración de la calidad.
-El canal pretende ser de servicio público. ¿Puede cumplir eso sin programas de participación ciudadana?
-Ese es un tema central. El servicio público debe garantizar la presencia del usuario. De hecho se anunció que en esa junta directiva nombrada a dedo por el presidente de la República habría un representante de usuarios y de productores independientes. Otro de los elementos de una televisora de servicio público es la transparencia de su gestión. Pero TVes nació en la opacidad más absoluta. Dos días antes de que saliera al aire nos enteramos de la junta directiva y de que el presidente puede cerrarla cuando le venga en gana. Si fuese de servicio público, sería autónoma e independiente. Por otro lado no está la presencia de la ciudadanía en pantalla ni tampoco como audiencia.
-¿El noticiero de TVes es equilibrado?
-He comparado la pauta informativa con lo que ocurre en la realidad y el sesgo es bastante marcado.
jazopardo@eluniversal.com