El voto electrónico mina la confianza en la democracia
EMILI J. BLASCO CORRESPONSAL
LONDRES. El voto electrónico puede acabar imponiéndose en los procesos electorales, pero a condición de que mejore sustancialmente su actual desarrollo y siempre que, por el camino, no haya minado tanto la confianza en el sistema de democrático que la abstención y las sombras de corrupción acaben cuestionando la misma democracia.
Estas son las conclusiones de un informe elaborado por Open Rights Group, una institución que ha analizado el gran fiasco registrado en las elecciones celebradas el pasado mes de mayo en el Reino Unido. En esos comicios municipales en Inglaterra y Escocia, y regionales en esta última región y Gales, se ensayaron diversos procedimientos de voto electrónico que motivaron el caos en el recuento.
Especiales problemas crearon las máquinas que debían contar papeletas en las que los electores señalaban diversas opciones: más de 100.000 quedaron inservibles al ser dañadas en el proceso.
En espera de que la Comisión Electoral extraiga sus propias conclusiones a partir de la investigación que aún está realizando, el Open Rights Group reclama que se paralice cualquier otro ensayo. En su opinión, las deficiencias que aún muestra el voto electrónico no hacen más que dañar a la democracia misma.
El informe advierte que el «e-voting» aún no es suficientemente fiable. La principal objeción es que supone una especie de «caja negra» que impide a los electores tener la evidencia de cómo los votos son guardados y contados, lo que arroja sospechas sobre «errores y fraudes». El estudio critica la fata de un sistema lo suficientemente riguroso de certificación que asegure que tanto el «hardware» como el «software» que se utiliza está libre de vulnerabilidades y es capaz de garantizar la integridad del proceso.
Asegurar la fiabilidad
Para Open Rights Group, ignorar estas deficiencias y seguir adelante con fallidos experimentos en próximas elecciones no hará más que «socavar la confianza» en la democracia. El grupo propone que se invierta una atención prioritaria en asegurar la fiabilidad de sistemas que permitan el voto desde casa, de forma que de entrada se pueda garantizar el voto de personas mayores y enfermas que no pueden acudir a los colegios electorales a votar manualmente.
Además, indica que «la significativa falta de acuerdo» entre los especialistas en informática sobre la fiabilidad del voto por internet o a través del móvil debe llevar a «una considerable investigación académica y a un amplio debate antes de que deban tenerse en cuenta nuevos ensayos sobre voto electrónico».
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