Nos mudamos, ahora estamos en www.elpoderdelciudadano.blogspot.com

Haz click aca para ir a nuestra nueva casa:

http://elpoderdelciudadano.blogspot.com/

miércoles, 5 de septiembre de 2007

A ponerlas en remojo

Por Charito Rojas
Diario NotiTarde

Hace más de 40 años Fidel Castro engañó al pueblo de Cuba, ofreciéndole liberarlo de la dictadura de Batista, instaurar un régimen de igualdades y jurando con una cruz en la mano que él no era comunista y que entregaría el poder en las próximas elecciones. Esta historia de terror para un pueblo que perdió su libertad, sus hijos, sus bienes, como que no la conocen o no la creen aquellos venezolanos que están siguiendo ciegamente el río rojo de comunismo y sangre del régimen chavista.

Con la reforma constitucional que Cilia Flores y la ilegítima Asamblea Nacional, sumum del detritus genuflexo, aprobará sin quitarle una coma tal como ordenó su amo, la democracia morirá a manos de quien se cree dueño del país. Lo triste del asunto es que haya venezolanos que apoyen la destrucción de su país en manos de este autócrata. Los hay de dos clases: el chavista pendejo que le cree las mentiras faraónicas y las ofertas incumplidas ("porque el Presidente no lo sabe, al Presidente lo engañan, los que lo rodean son los que no sirven", etc.), éstos son los que van a todas las marchas, se reúnen en cooperativas u OCV, porque creen que el poder es de ellos. Así se estén muriendo de hambre, desempleados, viviendo en un rancho, siguen gritando Patria, Socialismo o Muerte!, con la esperanza del imbécil de que la vida se le arreglará por obra y gracia de su adorado Comandante.

Los otros son los chavista vivos: los que están comiendo gordo, robando o haciendo negocios, cobrando contratos, sirviendo de testaferros de los corruptos que manejan el presupuesto nacional. Son las sanguijuelas del poder, no importa que hayan estudiado en Harvard y vistan Versace en privado: en público se ponen su camisa roja y son los más eficientes servidores de los ineficientes funcionarios. Ellos confían en la frágil memoria de los venezolanos porque son las mismas rémoras que chuparon de los gobiernos adecos y copeyanos y que, si se los permitimos, seguirán chupando de los que vengan.

Mientras tanto, el venezolano que no quiere a Chávez es por lo general incrédulo. No creyó lo de las invasiones, no cree en la nueva ley de Educación, ni en la nefasta Ley Resorte, pensaron que el gobierno no cerraría Rctv y ahora como que creen que alguna intervención divina frenará la aprobación de la constitución de Chávez. Como periodista llevo años haciendo comparaciones con lo ocurrido en Cuba y si bien las circunstancias no son iguales, sobre todo en los tiempos de los procesos, las medidas para despojar a los ciudadanos de sus libertades son las mismas. Hace meses recibí una carta, firmada por una exiliada cubana llamada Gioconda Martínez y voy a permitirme transcribirles parte de ella para que una vez más aprecien las similitudes con lo que estamos viviendo los venezolanos.

"Mientras tenga un hilo de voz y mis manos se muevan sobre el teclado, no cesaré en mi empeño de decir la verdad, porque como dijo Martí: "Ver con calma un crimen es cometerlo". No pienso ilustrar con fechas y nombres cómo fue el adoctrinamiento de Fidel Castro a los niños, mi memoria no alcanza, era demasiado niña para asimilarlo, les contaré mi historia. Mi padre anticomunista, luchó contra la dictadura de Batista. Fuimos engañados por Castro, quien decía a gritos que el comunismo era "pan con terror" y él quería para Cuba, "pan con libertad", todo fue mentira, rápidamente se adueñó de todo, hasta de la patria potestad de los niños cubanos. En los colegios comenzaron a exigir hablar de cuanto líder comunista existía, tanto en Cuba como en Rusia, obligaban a cantar la Internacional comunista. Sacaban a los niños de los colegios a manifestar por las calles a gritar a favor de ellos, sin pedir permiso a sus padres.

Mi padre era muy frontal y de inmediato nos alertó de lo que debíamos hacer: no cantar la Internacional comunista y cuando saliéramos a la calle, escurrirnos rumbo a la casa. En la primera manifestación, atraparon a mi hermana y la botaron del colegio, yo corrí con más suerte. Así pude estudiar apenas unos meses más, hasta que la situación se hizo insoportable. Me llevaron a Consejo Estudiantil, de ahí a Claustro de Profesores, me catalogaron de niña "problema" y me expulsaron. En todos los colegios pasaron a retiro a los maestros e iban colocando a los maestros Macarencos (apenas muchachos de 16 años), sin preparación pero ya instruidos para adoctrinar, por lo general eran jóvenes campesinos, que nosotros podíamos enseñar ya que apenas sumaban y escribían. Recuerdo que a diario nos hacían encuestas, todas basadas en saber de los hogares, de cómo pensaban, de sus pertenencias, poco a poco fueron entrando en los hogares. Los que corrieron peor suerte, los que quedaron en los colegios, eran obligados a ir al campo los sábados y domingos, siempre era para recoger: papas, tomates, frutos menores. Los montaban en camiones y se los llevaban, los que se negaban corrían la suerte nuestra, los botaban de los colegios. Allí dormían juntos varones y niñas, sin una verdadera dirección, pueden imaginarse lo que salió de allí, muchas niñas quedaban embarazadas, pero el sistema también tenía previsto todo: les practicaban abortos en salas de hoteles acondicionados para ello. No voy hablarles del hambre, la sed que esos niños pasaban, eso era lo de menos, el comunismo necesita hombres y mujeres que sobrevivan a todo y comienzan desde niños. Tampoco piensen que los padres aceptaban, la gran mayoría se rebelaba y terminaban en un juicio relámpago en el CDR de su cuadra y condenados a 10 años, o lo que ellos creían oportuno.

Empezó la desbandada, los padres sacaban sus hijos varones antes de los 16 años. Miles de familias sacaron sus hijos solos (operación Pedro Pan), entre ellos nosotros. Es duro, durísimo, ser muy joven y tener que luchar para subsistir, pasar hasta hambre, salir de Cuba con una muda de ropa. Salimos sin un céntimo en la cartera, el asesino cubano no permitía sacar nada, ni dinero, ni una joya que después afuera se podría vender. Nadie se arriesgaba a sacarla, corrías el riesgo de perder la salida e ir presa.

A la semana siguiente de haber salido de Cuba, detuvieron a todo nuestro círculo de amiguitas, la menor tenia 15 años y la mayor 18, fueron a parar a unas cooperativas de reeducación, querían adoctrinarlas al sistema. Da dolor ver en lo que convierten a los niños, algunos los hemos visto aquí, verdaderos robot, aprendiéndose un discurso de odios y atraso, imaginándose invasiones que sólo están en sus mentes enfermas para mantener a la gente ocupada de arriba para abajo: marchando, gritando, porque si se niegan, lo que les espera es una cárcel con una larga condena.

¿Que el cubano no luchó? ¿Que se dejó? Nadie con un ápice de vergüenza, puede repetir eso. Hermanos, madres, padres, no podemos repetir la triste historia cubana, no podemos tener miedo, no podemos cansarnos, ni distraernos, no podemos marcharnos. Tenemos que luchar sin temor, como fieras para evitar que nuestros niños sean sometidos por estos asesinos comunistas. Todavía estamos a tiempo, Sin miedo! Es en la calle, salvaremos a Venezuela, si no lo hacemos, quizás dentro de algunos años alguno de ustedes estarán como yo, escribiendo en un país que adoran, pero añorando su tierra. Espero que mis palabras sirvan para algo, que mi vivencia no sea letra muerta, quisiera llegarles al corazón, porque Venezuela es mía, porque ella me adoptó, me enseñó la Libertad y porque no la cambio ni la negocio, porque en mis hijos venezolanos siento al Libertador y en sus ojos veo El µvila, porque no me voy de aquí, no sigo huyendo, esta es mi Patria y esa bondad de esta tierra que nos acogió, hay que pagarla luchando por ella."

No hay comentarios.: