¿PÍRRICA? ¡LA SUYA!

Pedro Lastra
Cabe hacerse la pregunta acerca de su futuro clínico: ¿terminará el brazo en bandolera, la mano izquierda entre algunos botones de su guerrera, una gorra de béisbol atravesada sobre su desquiciada cabeza creyéndose Napoleón Bonaparte? O, lo que sería aún más patético: ¿jurando, sin creérselo, que es el mismísimo Hugo Chávez?
De calificar de pírrica la victoria del pueblo venezolano que le rechazó su mal parida reforma constitucional – muchas manos ponen el caldo morado -, ha ido un poco más lejos. Seguro de que los generales del alto mando que le escuchan no tienen la más mínima idea de quién fue Pirro y su lamentable victoria, ha decidido cortar por el atajo de Mario Silva, su escatológico Otro Yo, pretendiendo descalificarla con el asombroso y nunca expresado comentario de un derrotado en desgracia: “fue una victoria de mierda”. Quien no crea lo que lee, que entre a la página web de Unión Radio. Pueda que allí la encuentre, si bien censurada con el consabido pitito según las normas obligatorias del mismo gobierno. Perdido todo auto control y al borde del manicomio, ya no respeta ni siquiera a su propio estado mayor.
Lo de pírrica es una idiotez, un último y patético recurso de su estropeado arsenal ofensivo. Ya lo dijo Carlos Fuentes: tiene un basurero en lugar de cabeza.
Véanse los “pírricos” resultados obtenidos por la oposición venezolana en las trece más importantes y populosas capitales de Estado: en Valencia, gobernada por su compañero de armas general Acosta Carlés el NO aventajó al SÍ por casi 20 puntos. Una burusa. En San Cristóbal, bajo el mando de Ronald Blanco la Cruz el NO triunfó por casi 40 puntos. De fotografía, pero panorámica. En Mérida, gobernada por otro militar, Florencio Porras, el NO se alzó con el triunfo con 36 puntos de ventaja. En San Felipe, bajo la férrea pero muy inexperta mano de Carlos Giménez, la diferencia a favor del NO fue de más de 15 puntos. En Coro, de más de 13. En Maracay, de casi 8. En Barcelona, bajo el control del inefable poeta Tarek William Saab, de 7. En Los Teques, gobernada por el delfín y aspirante a sucesor, teniente Diosdado Cabello, alcanzó la friolera de 6 puntos. En Cumaná, de 13 puntos. En La Asunción, de 23 puntos. En Maracaibo, la diferencia fue descomunal: más de 25 puntos. Una molleja. Pírrica, por emplear su jerga, sólo lo fue en Ciudad Bolívar: el NO ganó por un modesto porcentaje de casi un punto. En todas las más importantes capitales de estado la diferencia a favor del NO fue descomunal. La paliza, de órdago. Un auténtico terremoto político. Y aún no conocemos el 100% de las actas escrutadas. ¿Final de fotografía”? A otro perro con ese hueso.
Como bien lo dijo Luis Miquilena, Chávez es un muerto. Y comienza a apestar. Tanto más dañino y peligroso, sobre todo con la hojilla en la mano. Fuera de todo control y sólo maniatado por su cobardía, tratará de hacer tanto mal como se lo permitamos. No debemos permitírselo. El próximo proceso electoral, cualquiera sea, debe quedar sepultado bajo sus propias ruinas. El CNE, que vaya poniendo sus barbas en remojo. Es una vergüenza. A 72 horas del tsunami, aún no termina por totalizar los resultados. La asamblea, también. Un museo de cera. Lo que se viene es candela.