La oposición está en un proceso de reconfiguración prometedor

En cuestión de semanas Teodoro Petkoff cumplirá los 76 años, pero cada día tiene una agenda de trabajo que le mantiene activo desde primeras horas de la mañana hasta las tantas de la noche. Dirige Tal Cual («claro y raspao », apostilla la cabecera), su propio periódico en el que cada mañana -de lunes a viernes- le canta a Hugo Chávez las verdades sin pelos en la lengua.
Este zuliano, hijo de una médica polaca y un químico búlgaro, empuñó en su juventud las armas contra el Gobierno de Rómulo Betancourt y hace 40 años protagonizó una espectacular fuga del cuartel San Carlos junto a otros líderes guerrilleros como Pompeyo Márquez y García Ponce y, cuatro años más tarde fundó el Movimiento al Socialismo, y se desmarcó así del Partido Comunista de Venezuela, en el que había militado desde el año 1949.
Ha sido diputado, ministro de Coordinación y Planificación en el Gobierno de Rafael Caldera, director del Banco Central de Venezuela y tres veces candidato a la Presidencia, la última vez en el 2006. En la actualidad, compagina la dirección de Tal Cual con el papel de asesor de la oposición. Es una de las personalidades más temidas y respetadas por Chávez, porque es una de las pocas personas capaz de hacerle callar en un debate cara a cara.
-¿Qué papel le tocó jugar la noche del 2-D para que Chávez aceptara el resultado?
-Esa noche estuve acompañando a la oposición y a los estudiantes, haciendo lo que debía hacer. Me comuniqué con el vicepresidente en tres oportunidades y le informé que habíamos ganado y que bueno sería que tuvieran la sensatez de reconocerlo, porque las consecuencias podrían ser impredecibles. Esto revela que es importante en momentos de crisis tener una comunicación entre las partes.
-¿Qué pasó el 2-D?
-Además de lo obvio -medio país derrotó a Chávez por primera vez en nueve años-, pasaron varias cosas muy importantes. Primero lo derrotó en un momento crucial, en un punto en el cual él pretendía radicalizar el proceso y llevarlo hacia algo que generaba mucha preocupación entre los venezolanos y por eso perdió. No fue una elección cualquiera. Se jugaba mucho el país. El proyecto de Chávez nos habría hecho pasar de lo que hasta ahora es este Gobierno y esta sociedad al México del PRI o abrir el camino hacia una sociedad más próxima al modelo cubano.
-¿Qué efectos surtirá eso?
-De entrada se consiguió derrotar la abstencionitis . Aunque rebrotó la abstención con mucha fuerza, se pudo rescatar la idea de que el electoral es el terreno en el que se puede derrotar a Chávez. Esto no es ni Cuba ni el Chile de Pinochet, no estamos en una dictadura. Hay un margen para la acción política.
-Pero ¿quién derrotó a Chávez, la oposición o el propio chavismo?
-Es evidente que Chávez salió muy averiado de esta confrontación porque los venezolanos descubrieron que es derrotable . Pero, ciertamente, eso está asociado a otro hecho importante: la derrota del chavismo tuvo mucho que ver con la actitud que asumieron una parte de los votantes de Chávez. Al haber votado no una parte y al haberse abstenido otra parte muy grande, se pudo ganar. Eso ocurrió porque los problemas fundamentales de este país: la inflación tres veces la media de América Latina, la escasez y la inseguridad le afectan básicamente a la población más humilde, es decir, a los votantes de Chávez.
-Dicen que el otro gran problema de este país es la oposición. ¿Cómo la ve después de la experiencia del 2-D?
-Creo que hay un proceso de reconfiguración muy prometedor. Tenemos una nueva etapa de la oposición venezolana. Ya no son los poderes fácticos, económicos, mediáticos, militares que le dieron estos primeros años a la oposición un sesgo muy conservador hacia la derecha.