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domingo, 25 de noviembre de 2007


Ecos de soberanía
Ana María Valeri. La Voz Guarenas
Se instruye a la juventud sobre la soberanía robada, con odas a héroes caídos que lucharon contra el imperio español, opresor y asesino. Pero se les enseña a amar al Ché Guevara, una figura importada y terrorista que tiene en su haber el mérito de muchos muertos

Mientras se enarbola la bandera de la soberanía, el anticolonialismo y el rechazo a la dominación de un imperio que él y su cercana corte imaginan, a la vez que enfila cañones a gobiernos que desaprueban su trayectoria, "el rey de aquí", como acertadamente lo llama Elías Pino Iturrieta, propone utilizar la OPEP como una herramienta para doblegar políticamente a quienes se opongan a sus mandatos. Pero lo que no esperaba el amo del valle venezolano es el tajante NO que sus socios prodigaron. Tal objeción muy posiblemente respondería a las conveniencias de un mundo dinámico y globalizado donde todos dependemos de todos, queramos o no. Pareciera pues que las providencias tomadas a capricho por el señor feudal no son tan soberanas como se empeña en machacar cada mañana de domingo.

Por otro lado, la ridiculez de repetir a cada rato lo de la soberanía en boca de muchachos adoctrinados que parecen desconocer su verdadero alcance, quedó en evidencia cuando, durante una entrevista en Globovisión, una periodista inquirió a un par de jóvenes que se llaman revolucionarios, sobre la marca comercial de la ropa que llevaban encima. La encerrona en la que se encontraron los muchachos y su afonía como respuesta, derribaron los ecos revolucionarios sobre desarrollo rigurosamente endógeno, cuando su vestido traicionó la ideología bolivariana para depositarla nada menos que sobre su mayor enemigo, el adalid del capitalismo salvaje: Estados Unidos de Norteamérica. El país que produce todo aquello que enloquece al mundo entero y cuyo comercio le convierte en una potencia económica mundial que amenaza las ideas de la revolución bonita.

En el mismo orden, se instruye a la juventud sobre la soberanía robada, con odas a héroes caídos que lucharon contra el imperio español, opresor y asesino. Pero se les enseña a amar al Ché Guevara, una figura importada y terrorista que tiene en su haber el mérito de muchos muertos.

Así, resucita la Leyenda Negra en la que los vasallos del rey mataron nuestras raíces para mezclarnos venenosamente con una raza maldita. Por si no bastara, embochincha al pueblo para regresar a lo acontecido hace ¡quinientos años! y aplaude pancartas xenofóbicas en rechazo a todo aquél venido del Continente viejo. De ser así, quién sabe si más de la mitad del país debería marcharse, habida cuenta de que en la sangre lleva algún resto de italiano, español, portugués, judío o libanés, solo por mencionar algunos.

Tanta cantaleta y pataleta por eso de la soberanía, produce con el hastío, risa. Porque la soberanía concebida como bandera contra toda influencia foránea que no le simpatice, es como regresar a una cueva entre los tepuyes y convertirla nuevamente en morada. Como para rendir tributo al hombre de las cavernas. Siendo que la dichosa soberanía va primera en la larga lista de desencantos, a lo mejor nos impedirá vivir en casas con portones eléctricos producto de la explotación y el neoliberalismo yanqui. Como tampoco sería coherente con el discurso, la proliferación de "Hummers" ni los trajes carísimos o el whisky escocés traído de uno de los más grandes imperios cuya majestad recibió un beso suyo.

Se presume entonces que hay soberanías y soberanías. Unas, obvias, que nos hacen independientes y reconocidos en el concierto de las naciones y nos permite ver a los países que otrora fueran imperios, desde el teatro de una historia pasada y superada, y otras, absurdas y contradictorias que siguen ordenes "soberanísimas" de un naufrago en el Caribe que aún lucha por la sobrevivencia.

De manera pues que el tema en cuestión debería ser tratado con mucha mayor propiedad. Habría que recomendar la dedicación exclusiva a resolver lo urgente que el país reclama, en lugar de lanzar palabras al viento que son vías gastadas con ecos de soberanía.

/ E-mail: anavalerimata@hotmail.com

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