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miércoles, 24 de octubre de 2007

Ulises y los estados de excepción


Ana Julia Jatar
Los estados de emergencia y la consecuente suspensión de los derechos humanos a los ciudadanos de un país por parte del gobierno han producido grandes daños a los sistemas democráticos. ¿Por qué las medidas que supuestamente se instrumentan para defender la libertad y el estado de derecho terminan perjudicándolo? Porque por lo general, la suspensión de los derechos terminan en abusos, en crisis de legitimidad y en un peligroso deterioro de la legalidad.

Recientemente, el maltrato a los prisioneros de Guantánamo por parte del gobierno de los Estados Unidos en su base militar en Cuba es un ejemplo evidente de este problema. Los prisioneros, al ser despojados de todos sus derechos luego de que el gobierno norteamericano invocara una situación de emergencia y guerra, fueron y son objeto de flagrantes abusos a su dignidad humana.

Por ello, ahora que el presidente de Venezuela pretende hacer cambios a la constitución Venezolana para eliminar derechos humanos muy importantes en situaciones de estado de excepción, vale la pena recordar una metáfora que bien describe la necesidad de establecer, en tiempos de paz, aquellas restricciones necesarias para limitar las tentaciones autoritarias en tiempo de conflicto.

La metáfora tiene que ver con Ulises y el Canto de las Sirenas en la Odisea de Homero. Cuando Ulises navegaba para regresar a Troya, un oráculo le previno que de hacerle caso al sensual canto de las sirenas, encontraría la muerte al desviarse de su rumbo. Consciente de la amenaza que se le avecinaba, Ulises se coloca cera en los oídos y obliga a sus marineros a que lo amarren al mástil para evitar caer en la tentación del sugestivo canto que lo arrastraría indefectiblemente hacia su muerte.

Esta conducta de Ulises se recuerda a menudo para entender la importancia de establecer un compromiso a priori de respeto a los derechos individuales. Al igual como Ulises decide atarse al mástil para escuchar, mas no sucumbir ante la tentación, los gobiernos democráticos se comprometen a respetar los derechos humanos en tiempos de tranquilidad porque saben que se enfrentarán a la tentación de violarlos en tiempos de peligro. Son mecanismos auto impuestos en momentos de ecuanimidad para enfrentar las tentaciones en situaciones de amenaza.

Por ello genera gran preocupación que en los actuales tiempos de paz el presidente Chávez se empeñe en realizar cambios constitucionales -a su propia constitución de 1999- los cuales lejos de atarlo al mástil, lo liberan para ser presa de sus tentaciones totalitarias. ¿Para qué? ¿Cuál es el rumbo que ya nos tiene preparado? ¿Cuáles serán los Cantos de Sirena que ya escucha? Cualquiera que ellos sean, no son buenos consejos y lo pueden conducir a su propia destrucción. Lo grave es que puede llevarse a muchos con él, a menos que alguien se atreva a atarlo al mástil. ¿Podremos hacerlo? Hay que comenzar por rechazar esta nueva constitución que nos pretende imponer. Una constitución no puede ser un pacto suicida.

1 comentario:

Julien Pain dijo...

Hola,
Soy un periodista de www.france24.com.
Quisiera hablar con un estudiante que participa a las protestas. Puede contactar me por e-mail?
Jpain france24.com