El Ectoplasma

Por Maria Isabel Parraga
Diario El Universal

La CIA le dio una sustancia que lo hizo invisible a él, a la maleta y, por supuesto, a los dólares.

"Sencillamente es una estupidez. Es una imbecilidad que, como siempre, lo que intenta es enlodar lo que no puede ser enlodado, tapar lo que no puede ser tapado. Y es que cada vez que el presidente Chávez viaja, lo que hace es afianzar aún más los lazos entre nuestros pueblos". (sic, Jorge Rodríguez, vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela. 9-11-07).

Que el vicepresidente Rodríguez calificara el affaire del "cambimbeado" y jugoso maletín como una estupidez y una imbecilidad lo que da muestra es que ante los hechos contundentes de una tamaña irregularidad, no tienen más explicación que el insulto, la descalificación y la sinrazón. Una loquetera tan grande, como la dicha por el Fiscal General de la República, cuando expresó que su jurisdicción no iba a investigar el caso todavía porque el supuesto delito había sido perpetrado en otro país.

El dueto Rodríguez ha debido pensarlo dos veces antes de hablar, porque sus palabras confirman el poco respeto a la Ley que existe en nuestro país, la impunidad como política de Estado, el descaro como conducta "excesivamente normal", amén de la falta de respeto para la inteligencia del venezolano de a pie, que observa como las normas son para "los bolsas", mientras la elite de poder y el entorno "para-chavista" se creen "dueños del mundo". Y es que eso fue los que les pasó. Como aquí se maneja todo en un almuerzo, un "vente para acá hermano vamos a hablar, cómo quedamos allí, no hay problema, te llevas el asunto, por las normas no te preocupes, estamos guapos y apoyados, conti mitad, en efectivo para no dejar huellas, el tipo de allá tú sabes quién ya lo cuadramos", pensaron que en otro país funcionaría lo mismo. Pero no.

La "imbecilidad y la estupidez" desató en Argentina un escándalo por el cual ya han rodado cabezas de funcionarios y hasta a Kirchner no le quedó más remedio que decir aquello de "caiga quien caiga".

Aquí la primera reacción fue como la del cuento de las etapas de la borrachera: "la negación de los hechos". Para luego aplicar la de la agresión. Seguramente ahora sobrevendrá la típica fase del enredo. Un funcionario diciendo una cosa, otro lo contrario. Para que al final todo quede en un "limbo", donde el hombre del maletín sea una suerte de figura ectoplasmática que se logró colar por las turbinas del avión sin que nadie lo viera, porque la CIA le suministró una sustancia que lo hizo invisible a él, a la maleta y, por supuesto, a los dólares. Todo diseñadito en alguna oficina de la Central de Inteligencia con la única finalidad de aguarle la fiesta sureña a Chávez.

Nada es casual. El mismo día que estalló este escándalo, el padre Palmar, chavista de pura cepa, presentaba en la Asamblea Nacional junto con el periodista Leocenis García la carretilla del porqueriero en Pdvsa¿

¡Cuánto trabajan en Langley, Virginia! ¿No?...