Nuestros pecados son de todos
Por Isa Dobles
Diario El Mundo
Que vamos a hacer: votar o no votar? That is the question! En eso nos debatimos cada vez que hay una "y que" elección o revocatorio. Votemos o no, no lo logramos "botar" a Chávez porque ellos tienen, como tienen todas las instituciones del país, un Consejo Nacional Electoral, CNE, con una infraestructura montada con una "chequera! Abierta, que les ha permitido comprar tecnología y conciencias y les es totalmente servil. Necesitaríamos una unidad que no se ha dado.
Y que no se dará mientras no aceptemos que el único enemigo a vencer es Chávez. Y nos detengamos cada vez que nos provoque condenar a los nuestros por pecados que son de todos. Porque aquí estamos listos, casi ansiosos siempre por condenar al primero de nosotros que disienta o actúe contra la corriente.
Cuando Enrique Mendoza nos tiró a la calle en el revocatorio y alardeábamos de ser cada uno líder y no necesitar ninguno, no nos tiramos a las calles porque ninguno lo era. Era más fácil condenar a Enrique.
Cuando Ortega se fue del país por la persecución a sus hijas, nuestro endurecido corazón no lo entendió y lo condenamos. "huyó." La trayectoria se borró para comodidad nuestra, era más fácil olvidar todo lo que esos hombres habían arriesgado. Les sucedieron otros mientras aplaudíamos uno que otro que abandonaba a Chávez.
No salen a votar seis millones y porque Rosales no nos tira a la calle, comienzan a rodar los chismes: es un traidor que pactó, es un cobarde, un vende patria, aceptó dinero, y mil acusaciones más. Sin faltar los comentarios que Teodoro es cómplice de José Vicente y más...
No. Necesitamos una unidad verdadera, blindada a estas pequeñeces nuestras que son grietas abiertas para que se cuele este espantoso "caldo de cultivo" que además de ser necesario para estas perversidades políticas, saca lo peor de nosotros mismos.
Y ya es suficiente. Son los medios, es la Iglesia, es la inseguridad, es el petróleo que se vende caro y se deteriora en su estructura, es el dengue campeando y es la corrupción y el cinismo, y ya sólo quedamos nosotros, que no somos cuatro gatos. Hay que decidir qué vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer, pero unidos.
Una sola y única posición. Sin insultos ni chismes baratos, sin autodestruir la esperanza. Si esa reforma se realiza se acaba con el país, que debe ser de todos, el país de progreso y convivencia, de prestigio y democracia. Tenemos que hacernos sentir.
Tiene que dolernos el país y ser uno con todos los que sufren. Hay que abrir esas rejas y sacar libres a los presos, hay que armar conciencias en vez de brazos, hay que cuidar las vidas de todos y que lloren menos las madres desoladas de los barrios, que con bandas armadas y armas que llevan sin disimulo como si fueran celulares, tienen los desadaptados o los tarifados de algunos alcaldes del gobierno.
Es ahora...o nunca. No podemos ver resignados noticias que verdaderamente espantan: que Chávez revisará textos escolares; que se les prohibirá a los sicólogos y siquiatras que se refieran a la salud mental del Presidente; que se intervendrán canales por cable, que y que esto y que lo otro. La resignación está tan prohibida como olvidar. Porque seguimos estando en deuda con nuestros presos, torturados y muertos.
Y por cierto, un abrazo solidario a Alfredo Romero, Gonzalo Himiob, y todo su equipo, que regresaron de Washington después de cumplida una misión trascendente para Venezuela en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ellos son lo que todos debemos ser. Se trata de honrar a Venezuela.
Diario El Mundo
Que vamos a hacer: votar o no votar? That is the question! En eso nos debatimos cada vez que hay una "y que" elección o revocatorio. Votemos o no, no lo logramos "botar" a Chávez porque ellos tienen, como tienen todas las instituciones del país, un Consejo Nacional Electoral, CNE, con una infraestructura montada con una "chequera! Abierta, que les ha permitido comprar tecnología y conciencias y les es totalmente servil. Necesitaríamos una unidad que no se ha dado.
Y que no se dará mientras no aceptemos que el único enemigo a vencer es Chávez. Y nos detengamos cada vez que nos provoque condenar a los nuestros por pecados que son de todos. Porque aquí estamos listos, casi ansiosos siempre por condenar al primero de nosotros que disienta o actúe contra la corriente.
Cuando Enrique Mendoza nos tiró a la calle en el revocatorio y alardeábamos de ser cada uno líder y no necesitar ninguno, no nos tiramos a las calles porque ninguno lo era. Era más fácil condenar a Enrique.
Cuando Ortega se fue del país por la persecución a sus hijas, nuestro endurecido corazón no lo entendió y lo condenamos. "huyó." La trayectoria se borró para comodidad nuestra, era más fácil olvidar todo lo que esos hombres habían arriesgado. Les sucedieron otros mientras aplaudíamos uno que otro que abandonaba a Chávez.
No salen a votar seis millones y porque Rosales no nos tira a la calle, comienzan a rodar los chismes: es un traidor que pactó, es un cobarde, un vende patria, aceptó dinero, y mil acusaciones más. Sin faltar los comentarios que Teodoro es cómplice de José Vicente y más...
No. Necesitamos una unidad verdadera, blindada a estas pequeñeces nuestras que son grietas abiertas para que se cuele este espantoso "caldo de cultivo" que además de ser necesario para estas perversidades políticas, saca lo peor de nosotros mismos.
Y ya es suficiente. Son los medios, es la Iglesia, es la inseguridad, es el petróleo que se vende caro y se deteriora en su estructura, es el dengue campeando y es la corrupción y el cinismo, y ya sólo quedamos nosotros, que no somos cuatro gatos. Hay que decidir qué vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer, pero unidos.
Una sola y única posición. Sin insultos ni chismes baratos, sin autodestruir la esperanza. Si esa reforma se realiza se acaba con el país, que debe ser de todos, el país de progreso y convivencia, de prestigio y democracia. Tenemos que hacernos sentir.
Tiene que dolernos el país y ser uno con todos los que sufren. Hay que abrir esas rejas y sacar libres a los presos, hay que armar conciencias en vez de brazos, hay que cuidar las vidas de todos y que lloren menos las madres desoladas de los barrios, que con bandas armadas y armas que llevan sin disimulo como si fueran celulares, tienen los desadaptados o los tarifados de algunos alcaldes del gobierno.
Es ahora...o nunca. No podemos ver resignados noticias que verdaderamente espantan: que Chávez revisará textos escolares; que se les prohibirá a los sicólogos y siquiatras que se refieran a la salud mental del Presidente; que se intervendrán canales por cable, que y que esto y que lo otro. La resignación está tan prohibida como olvidar. Porque seguimos estando en deuda con nuestros presos, torturados y muertos.
Y por cierto, un abrazo solidario a Alfredo Romero, Gonzalo Himiob, y todo su equipo, que regresaron de Washington después de cumplida una misión trascendente para Venezuela en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ellos son lo que todos debemos ser. Se trata de honrar a Venezuela.
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