Militar y filosofo

Maruja Tarre
La CIA tiene aquí una nómina mucho más grande que toda la administración pública.
No es un oxímoron, sino un verdadero prodigio de la naturaleza: No sólo es militar y filósofo, sino también crítico literario, maestro, cantante, padre de la patria, líder del proceso, líder mundial, Catón de las finanzas públicas, cristiano sincero, lector voraz, locutor inigualable, comunicador sin competencia, fabulista admirable, beisbolero destacado, visionario político, estratega insigne, bolivariano indiscutible, médico aficionado, matemático frustrado y quién sabe cuántos atributos más, que en este momento no logro recordar.Pero en realidad, de tanto abarcar ha caído en el peor defecto que puede tener un comunicador sin competencia, como es ahora él en nuestro país. Se ha convertido en fastidioso, monótono, monotemático y terriblemente repetitivo. Pase lo que pase en Venezuela o en el mundo, oímos por parte del líder máximo exactamente lo mismo.La oposición, los estudiantes, los vendedores de huevos o de queso, la gente de Podemos, los transportistas, los ganaderos, empresarios, periodistas, artistas, chavistas que protestan, dueños de abastos, los que hemos firmado en alguna lista, los militares retirados, petroleros sin trabajo, dueños de medios, rectores de universidades, sacerdotes católicos, todos somos lacayos del imperio y recibimos órdenes secretas de Bush.La CIA tiene en el país una nómina muchísimo más grande que toda la administración pública y diferentes burocracias gubernamentales. El cuento sobre el feroz gobierno de Carmona se ha convertido en una epopeya que supera con creces al Cid Campeador. Pero lo peor de todo son las interpretaciones de Gramsci, Marx o Mao. ¡Por favor, regresemos a las canciones llaneras y al Oráculo del Guerrero: era mucho más vernáculo y divertido!

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