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sábado, 30 de junio de 2007

William Echeverría y José Visconti. Respetados y admirados comunicadores sociales


William Echeverría y José Visconti

Respetados y admirados comunicadores sociales
Dos respetados y admirados comunicadores sociales, ambos de destacada y reconocida labor, especialmente en el ámbito televisivo, William Echeverría y José Visconti renunciaron valientemente a los premios que les fueron otorgados con motivo del Día del Periodista, por considerar que en Venezuela la libertad de expresión está amenazada, lo que pone en peligro inminente el resto de las libertades y derechos de las que dependen los comunicadores para llevar libremente la información y transcripción de los hechos a los lectores.

William Echeverría rechazó el Premio Metropolitano de Periodismo “Aníbal Nazoa”, que se lo habían otorgado en su calidad de productor nacional independiente del programa “En la mañana”, que se transmite en el canal de noticias Globovisión. Dijo que abogaba por la verdadera reconciliación en el país, porque “ya basta de insultos, de descalificaciones de improperios, el país de pie lo está pidiendo, lo grita desde su corazón”.

Insistió en que “no nos dejan ser reporteros, no nos dejan quijotear”, y citó el informe 2006 de la ONG Espacio Público, en el que se reportan las restricciones a la libertad de expresión e información en el país por parte de funcionarios gubernamentales.

Comentó que la salida del aire de RCTV marcó un antes y después en el deterioro de los derechos civiles en el país. Agregó que hay obstáculos para el acceso a las fuentes de información. “Es por el profundo respeto que siento hacia el venezolano y mis valores que yo no puedo aceptar este premio”, y pidió que el cheque sea dirigido a un centro humanista de los hermanos maristas que funciona en Petare.

Por su parte, nuestro fraterno colega José Visconti, subdirector de Meridiano, no aceptó el premio concedido por la Alcaldía del Municipio Libertador, mención “Investigación y Docencia”, porque “...me lo impide el peso de mi conciencia ciudadana. Especialmente en lo que ella dicta para el comportamiento profesional, una de las tantas y más preciadas facetas de mi existencia, moldeada por la moral y la ética diseñadas en el hogar”. (...) “No querría yo que ninguno de mis alumnos, al cabo de décadas de ejercicio universitario en tres dignísimas casas de altos estudios —como tampoco aquellos en cuyo tallado sacerdotal he contribuido en la Cátedra donde también se acrisolaron mis ideales juveniles de servicio a Cristo y a la Iglesia— me señalaran, replicantes, ‘¿Y ese José Visconti no era el mismo quien nos predicaba que...?”

“Me consumiría, dentro de no pocos años, que uno solo de mis nietos me preguntara, con la demoledora simpleza del corazón sin mancha ‘Abuelo, ¿por qué no dijiste ni esto cuando tus compañeros de aquella hora eran maltratados, vituperados, acorralados?...”.
Fuente: 2001.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un fuerte aplauso y toda mi admiración a estos hombres, que renuncian a un honor a cambio de algo mucho más importante y duradero. Y además, pueden exponer sus razones claramente pero sin proferir ninguna ofensa.

William, José (y me permito tutearlos porque ahora mi cariño y respeto por sus personas superan con creces el respeto que les tenía a nivel profesional), tus hijos, tus alumnos, tus nietos siempre podrán hablar de Uds.con el pecho inflado y la frente bien alta.

Bravo!!!!!