¿De donde es esta "revolución"?

¿Francesa o Bolivariana?
Mario Villegas. El Mundo
Llama la atención la pregunta que Eleazar Díaz Rangel hizo en su columna del domingo en Últimas Noticias: “¿Si la reelección continua no es antidemocrática en Francia, ni en España ni en otros 12 países europeos, por qué sí lo es en Venezuela?“. Aquí le digo por qué.

Como la interrogante no tiene un destinatario en particular, respondo por mí: no es de mi responsabilidad el tipo de gobierno que se den los franceses, españoles o los nacionales de esos otros países de que habla Eleazar. Como venezolano me corresponde procurar el sistema más conveniente a los intereses de mi propio país.

Francia, España y esos otros son abiertamente capitalistas, algunos con democracias burguesas y hasta monárquicos, en todos los cuales se supone que privan los intereses individuales y grupales sobre los colectivos, mientras que la revolución que encabeza el presidente Hugo Chávez pretende ser socialista y, por tanto, promotora de lo colectivo sobre lo individual.

No hay nada que antagonice más con lo colectivo que el culto a la personalidad de un individuo. En los países que menciona Díaz Rangel existe la división de los poderes y un conveniente control sobre los presidentes y primeros ministros, según sea el caso, aparte de que en general sus líderes son parte de organizaciones políticas cuyas decisiones se adoptan en forma colegiada. Aquí tenemos poderes a montón, pero en la práctica sujetos a la voluntad y los caprichos de quien actualmente detenta el Ejecutivo, cuyo máximo ductor decide indelegablemente cuándo, cómo, hasta cuándo y por qué será él el candidato presidencial del MBR-200, del MVR, del Psuv o de cualquier otro partido que él mismo tenga a bien crear en el futuro en consulta exclusiva con su propio saber y entender.

Lo más importante es que la reforma constitucional se hace bajo el ropaje bolivariano. Según ese concepto, la que aquí tiene lugar no es la Revolución Francesa sino la Revolución Bolivariana y resulta que Simón Bolívar es justamente el autor de aquella célebre sentencia que atribuye grandes perversiones a la prolongada permanencia en el poder de los gobernantes “puesto que éstos se acostumbran a mandar y los pueblos a obedecer, de donde se origina la usurpación y la tiranía”. Según entiendo, Bolívar no nació en París, ni en Madrid ni en ninguna otra capital europea, sino en Caracas, por lo cual ni los franceses ni los españoles ni ningún otro pueblo europeo tienen por qué sujetarse al rico legado bolivariano, mientras los venezolanos sí, sobre todo aquellos que quieren apropiarse de la herencia conceptual del Libertador.

COMUNISTAS

Uno de los tantos amigos que conservo en el Partido Comunista, a cuya militancia dediqué 27 años de mi vida, me dice que la dirigencia de la organización identifica en Chávez tres claras desviaciones. Primera: mesiánico. Segunda: mediático. Y tercera: autoritario. Aún así lo consideran un cuadro revolucionario, por lo que tratarán de incidir en el proceso de reforma constitucional sin lesionar el liderazgo del Presidente. Menuda contradicción.

PRESTACIONES

Mucha paja habla el chavismo sobre el “robo” de las prestaciones sociales en el gobierno de Rafael Caldera II, cuando la llamada tripartita convino un cambio de régimen que suprimió su retroactividad. Ya que en estos ocho años no lo ha hecho por vía legal ¿Por qué la Asamblea Nacional no incluye en la reforma constitucional un artículo que restituya y blinde el antiguo régimen prestacional? No es que yo esté proponiendo volver al antiguo régimen, puesto que considero conveniente el actual siempre y cuando se cumpla. Me limito a poner en evidencia el doble discurso de nuestros honorables parlamentarios.